¿Alguna vez has caminado por la ciudad y te has encontrado un conejito gigante tumbado en el suelo?
¿Has navegado por un río y has visto un patito de goma de 13×14 x15 metros?
Florentijn Hofman es, sin lugar a dudas, un auténtico artista de las grandes dimensiones. Rescata objetos cotidianos de la vida diaria, los amplía con su «lupa mágica» y los sitúa en lugares inesperados.
El objetivo es detenerse, bajarse de la bicicleta, pararse con el carro de la compra o sentarse con tu perro a admirar las instalaciones. El artista aspira a sacar una sonrisa al espectador, quiere que fotografíe la obra y forme parte de ella.
Aspira a conseguir que la gente entre en contacto de nuevo, que se comunique, hable de lo que está pasando, se olviden de las prisas y pasen un rato agradable juntos. COMUNICACIÓN. Algo que cada vez se da menos.
Proyectos:
Moonrabbit (2014): Proyecto basado en el mito de la cultura china chang-e y el conejo de jade. El mito es ampliamente asociado con la del Medio Otoño y el Festival de la Luna.
La escultura cuenta con un conejo de relajado en un hangar de aviones retirados. Disfruta la brisa, piensa en su futuro y los sueños.
Hippopothames (2014):
Instalación semisumergida en el río Thamesis. Inspirado en su historia, donde hace muchos, muchos años los hipopótamos solían convivir.
Rubber Duck (2013): El pato de goma no conoce fronteras, no discrimina la gente y no tiene una connotación política. El amable, Pato de goma flotando tiene propiedades curativas: puede aliviar tensiones. El pato de goma es suave, agradable y adecuado para todas las edades.
Dushi (2009): inspirándose en los juguetes abrazables de los niños, Hoffman los amplía a una escala mucho mayor. El objetivo, el sentimiento de dar un abrazo al peluche aumenta proporcionalmente.
Signpost 5 (2006): Inspirado en las ballenas que quedan varadas en la orilla del mar. Los habitantes de la zona se reúnen y miran, reflexionan o simplemente ven trozos de madera apilados en el agua.
¡Buen Lunes!