“Hay días en que te preguntas cuál es tu papel en este país y cuál es tu futuro.”
James Baldwin
En mis 14 años como profesora de historia, nunca me había detenido a pensar cuán problemático es experimentar hechos históricos tan intensos y a niveles globales. Ha sido un ejercicio diario repensar los caminos que ha tomado la vida, las personas que están en él, las personas que ya no están allí y, principalmente, para mí, qué tipo de individuos y sociedad tendremos después de la pandemia. Y entendí que es importante tratar de construir y fortalecer una rutina para no entrar en un estado perenne de miedo y duda. Hay muchas informaciones, no sabemos de verdad lo que está pasando y el hecho de no tener la certeza de que tenemos una buena inmunidad nos deja rehenes de la incertidumbre, pero es verdad que hay formas más estructuradas (y hablo de casa, comida, facturas pagadas y tener alguien que te ayude en caso de que te ocurra algo) de pasar por esta experiencia. No menciono la salud mental porque creo que todas/os con su intensidad han vivido días bastante inestables.
En Brasil, en medio de este caos de la crisis del sistema salud miramos angustiadas/os crisis en otras áreas, encendido por el entonces presidente genocida Bolsonaro, tenemos así múltiples preocupaciones con las que lidiar en este aislamiento social. La ruptura con el ex juez Sergio Moro resultó en uno de los días mas raros de la cuarentena, cuestionando los motivos de la renuncia del ex ministro de justicia Bolsonaro hizo el pronunciamiento más vergonzoso, mentiroso y violento registrados en la historiografía de la política brasileña. También hemos tenido otros problemas, enfrentamos el subregistro de los casos reales de infectados por COVID-19, las dificultades de obtener y acceder al beneficio de 600 reales para los trabajadores informales que llamamos de beneficio de la muerte, agotamiento de la UCI, protestas contra el aislamiento social, agresiones contra profesionales de la salud y las posturas ofensivas e irrespetuosas del presidente ante la gravedad de la situación.
En esta rutina de crisis y con la campaña del ministerio de la salud y de OMS (Organización Mundial de la Salud) #ficaemcasa es posible que uno se mueva a mirar más de cerca su entorno. Salir de casa, siempre usando la máscara, es volver a visitar las muchas formas de mirar a la calle, las personas, los problemas estructurales, la desigualdad, los derechos básicos de todos, pero que solo llega a unos pocos. Y no son personas olvidadas, la verdad es que sus vidas no importan para nada. Y así se exponen las otras debilidades del sistema y quién sufre más para acceder a sus derechos.
Una de las lecciones que me enseñó esta cuarentena fue tener en cuenta y respetar mis límites. Yo, como muchas otras personas que están en el proceso de finalización de su trabajo de conclusión de curso (ahora estoy investigando y escribiendo una tesis sobre violencia racial en la prostitución de lujo), puedo sentirme mentalmente agotada cuando se enfrenta al proceso de escritura, rescate de la creatividad y de tener la suerte de estar en un día estable para producir. Pero mantenerse al día con todas las noticias, especialmente si su teoría y epistemología de trabajo se ocupan de estos problemas, y permitirse la experiencia de la angustia de analizar los escenarios que estamos experimentando y lo que está por venir es un camino peligroso, pero inevitable.
El compromiso con la lucha antirracista, feminista y la transformación de la sociedad a diario confronta el alcance del análisis, la crítica, la lectura, la praxis, la experiencia y los proyectos políticos que pretende experimentar. Las frustraciones son recurrentes porque estamos “fallando” con la producción formal, pero otros procesos están ocurriendo en paralelo y están fortaleciendo no solo nuestra subjetividad, sino también la conciencia política.
Estas preguntas e información que presento arriba son un pequeño retrato de algunas experiencias en cuarentena que comparto con compañeras/os de vida. Pero lo que realmente quiero señalar es que si sobrevivimos (o no) a esta pandemia, ¿qué tipo de sociedad seremos, desearemos y tendremos? Lo cuestiono porque tengo la motivación diaria de pensar qué tipo de persona y militante quiero ser en relación a mi género, mi color, mi profesión y mis relaciones sociales afectivas.
En medio de tantas conversaciones al amanecer durante horas y horas conmigo misma en el proceso de soledad, es importante desarrollar estrategias de supervivencia y fortalecer la individualidad.
Es por eso que me desnudo en este texto personal y político para agradecer la oportunidad de volver a escribir después de un intenso proceso de curación y transformación. Poco a poco estoy volviendo a un proceso de fortalecimiento radical y los próximos escritos reflejarán este crecimiento continuo.
¡Y para nunca olvidar la salida está a la izquierda!