María Toro, es una de las participantes de FeminaJazz, artista que mezcla multitud de géneros, pero colocados todos ellos a ritmo de jazz. Estará presente en el festival el día 4 de octubre en la Sala Berlanga de Madrid.
¿Cómo nace tu interés por la música gallega y portuguesa, y como se integra en tu faceta del jazz, además del flamenco?
Desde pequeña tuve interés por la música folclórica. Lo que tenía a mi alrededor era el floclore de Galicia, con el que crecí y me crié cantando y tocando la pandereta por tradición oral y familiar. A partir de ahí me puse a estudiar en el conservatorio y terminé la carrera superior de clásico, para dar más tarde paso al jazz y paralelamente al flamenco. La música que hago hoy en día es la unión de todos esos elementos que me han influido y se han ido intercalando a lo largo de mi vida.
Poco a poco tu carrera ha ido cambiando, ¿cómo ha sido esa evolución y cambios de géneros musicales o fusión de los mismos?
Empecé en el clásico pero desde niña también sentía mucha curiosidad por la música popular. Me hacía sentir más libre para expresarme y me daba la oportunidad de contar la misma historia de mil maneras diferentes, y eso me seducía. Cuando descubrí el jazz me dí cuenta que toda la música popular era permeable y que por tanto no existía la necesidad de poner fronteras ni límites a los estilos. De esa manera me olvidé de los protocolos y me sentí libre para hacer música de una manera más autónoma.
Comienzas tus estudios en España, después Europa y saltas a Nueva York, para seguir en Rio de Janeiro tu carrera ¿qué te hace cambiar de países?
Empecé en Madrid y de ahí me fuí a Suiza, después Nueva York y luego Río de Janeiro para volver a Madrid de nuevo hace dos años. La propia música me ha ido llevando por el mundo. Se dan las circunstancias, conoces a músic@s que tocan aquí y allá, personas que te inspiran y te impulsan, es imposible parar. Tambien es imposible de pactar, las propias experiencias musicales me han dado la iniciativa para ir cambiando de países y de relacionarme con músic@s de todo el mundo. Si hubiese trazado un plan seguro que no hubiese salido tan bien!
¿Qué te ha aportado el jazz en toda tu carrera?
El jazz es para mí un contenedor de música popular. Es un género que me ha perforado la mente y me ha ofrecido la posibilidad de penetrar en otros estilos. Da cobijo a la música que compongo sin necesidad de justificarla.
¿Qué faceta te gusta más la de compositora o intérprete?
Para mí resulta imposible una sin la otra. La música que me nace y las historias que quiero transmitir necesito hacerlas reales a través de mi flauta. Cuando me sale una melodía es siempre con el instrumento en la mano, veo posiciones de los dedos que luego se convierten en melodías, desde luego para mí sería imposible contar las mismas historias con otro instrumento.
Para FeminaJazz es su primera edición, ¿qué te parece esta iniciativa?
Me parece una iniciativa fundamental en un momento en que la mujer instrumentista está empezando por fin a tener espacio, un momento en el que se está dando visibilidad a las creaciones de las mujeres. Este tipo de iniciativas se vuelven muy importantes porque nos ofrecen la posibilidad de mostrar nuestros trabajos en un espacio creado exclusivamente para eso. El objetivo de estos festivales sería, desde mi punto de vista, que en un futuro próximo hubiese un equilibrio en las programaciones y no fuese necesario generar un ambiente propio para las mujeres, porque ya estarían integradas en los escenarios de jazz de manera inherente.
¿Que aportará tu paso por FeminaJazz en tu carrera?
Me siento agradecida de poder participar en el festival Feminajazz y por la oportunidad de ofrecer mi música en un territorio engendrado para las mujeres jazzistas.
Llenar salas hoy en día es complicado, ¿es más fácil cuando es un festival, que en un concierto propio individual?
Resulta más fácil en un festival por el hecho de que no hay necesidad de preocuparse por el aforo ni otras cuestiones logísticas. De esta manera se puede prestar atención a lo realmente importante, el aspecto artísitico. Cuando se trata de un concierto individual se carga con el peso y las consecuencias de lo que suceda, y eso genera mucha presión al artista.
¿Es difícil como mujer hacerse un hueco en la música o más en el jazz concretamente?
Creo que es difícil como mujer hacerse un hueco en cualquier ámbito de la vida, y por supuesto también en el jazz y otros estilos musicales.
¿Qué piedras en el camino te has encontrado para sacar adelante tu carrera musical?
Me he ido encontrando obstáculos a lo largo de mi carrera en diferentes circunstacias, y especiamente se ha acentuado con la maternidad. El hecho de tener dos hijos ha sido motivo de prejuicios, pérdida de trabajos y oportunidades, desconsideración artísica o infravaloración de capacidades. También es cierto que hay una conciencia de mejora y se está avanzando. Eso me da mucha esperanza y por supuesto ganas de continuar con fuerza mi carrera.
¿Es el jazz un género musical que necesitaría más apoyo de los sellos o de las entidades culturales?
Sí, desde luego. Hoy en día el músico tiene que hacer infinidad de tareas antes siquiera de empezar a componer la primera nota. Por no hablar de enfermedades o contratiempos, sin convenios ni apoyos ni contratos a largo plazo.
¿Es España un patio difícil de conquistar, o la música en general como profesión?
Después de haber vivido en muchos países pienso que vivir de la música es complicado de una manera global. También pienso que existen infinidad de parcelas y que el trabajo constante y la persistencia son importantes para poder desarrollar la actividad musical como medio de vida en cualquier país.
¿En qué país has tenido mejor acogida?
Me he sentido bien recibida en general, pero es cierto que en Nueva York o Brasil he percibido que mi estilo era más novedoso y eso me ha dado más coyuntura para desarrollar mi actividad musical.
¿Qué influencias o referentes musicales tienes?
Tengo muchísimos referentes y que provienen de infinidad de estilos. Me han influído desde Amalia Rodrígues hasta Charles Mingus. Charlie Parker, Coltrane, Pink Floyd, Genesis, Los Beatles, Amancio Prada, La niña de los peines, Sabicas, Paco de Lucía, Jorge Pardo, Fuxan os ventos, Stravinsky o Borodin son solo un@s poc@s… No hay patrones ni nada definido, es una lista sin conexión aparente pero que a mí me ha servido de puente para hacer mi música.
¿Próximos proyectos?
La grabación de mi tercer disco. Será el año que viene para cerrar una trilogía universal que empezó en Nueva York en el año 2014 con la grabación de mi primer disco, A Contraluz. El segundo trabajo de la trilogía, Araras, lo grabé en Rio de Janeiro en el 2017 y me gustaría completar este ciclo con la grabación de la tercera parte en el 2020 en España.
¿Un sueño por cumplir?
Poder cantar todo lo que toco
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