Desde tiempos prehistóricos, el hombre como muchas otras especies, recurrían constantemente a migrar de una zona a otra, regularmente era por la necesidad de buscar alimento que se emprendía el viaje a lo desconocido, que al final, era para unos favorable y para otros no tanto. Sin embargo, a pesar de las diversas condiciones y dificultades encontradas en el camino, estas migraciones propiciaron el poblamiento de gran parte del planeta tierra.
La migración es un tema que ha caracterizado a la mayoría de los seres vivos y especialmente en el ser humano. Algunos lo hacen por necesidad alimenticia, otros por mejorar su condición de vida y algunos más por aspectos sociales que obligan a un desplazamiento forzado.
En los últimos años, nuestro país vive un flujo constante de migraciones, caravanas interminables de migrantes centroamericanos han logrado ingresar a nuestro país en busca del sueño americano. Desde el año 2020 la frontera sur ha sido un punto de choque entre las autoridades mexicanas y las caravanas que buscan de cualquier manera quedarse en territorio nacional; algunos lo han conseguido gracias a que solicitan asilo político al gobierno mexicano, otros tantos, de manera ilegal logran llegar a las ciudades fronterizas y refugiarse en los diversos asilos que existen en zonas como Tijuana, Ciudad Juárez o Tamaulipas.
Cabe destacar que, otros albergues como Casa Mambré, en la Ciudad de México, nacieron con el objetivo de apoyar a los refugiados centroamericanos en su travesía por el país, ya sea dando alimento y dotando de un lugar donde pasar la noche, mientras se preparan para continuar con su viaje; otros, han conseguido a través de los albergues, iniciar el proceso de regularización de sus trámites legales para poder quedarse a vivir en territorio nacional y así, mejorar sus condiciones de vida.
De acuerdo con algunos datos oficiales, rescatados por el Colegio de la Frontera Norte y difundidos en la revista Forbes, se sabe que la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), en los últimos tres años, ha recibido poco más de 60 mil solicitudes de asilo político, en su mayoría proveniente de personas con nacionalidad hondureña, seguido de haitianos, cubanos, salvadoreños, venezolanos y guatemaltecos.
Sin embargo, debemos cuestionarnos ¿A qué se debe que en los últimos años haya un aumento considerable en el flujo de migrantes centroamericanos en territorio mexicano? Uno de los principales motivos de la movilidad de cientos de migrantes de países como Honduras, Guatemala, o el Salvador, se debe a la violencia ocasionada por las pandillas urbanas, destacando en ese tenor a la Mara Salvatrucha o el grupo de pandillas de Barrio 18, quienes controlan una red importante de asesinatos, reclutamiento de jóvenes menores de edad para ingresar a las filas de las pandillas, homicidios, secuestro y distribución de droga en los países antes mencionados, de los cuales, se tienen relaciones comerciales con grupos de la delincuencia organizada en México.
Si abordamos el tema de países como Venezuela o el propio Haití, la migración de personas nacidas en dichas naciones, se debe a las condiciones de alta marginación social, pobreza y la falta de garantías laborales, como de seguridad que se viven en dichos lugares, así pues, hemos visto en diversos estados de la República Mexicana, como el caso particular de Morelia, Michoacán, a grupo de haitianos solicitando una caridad o trabajando de manera informal para conseguir el recurso económico necesario que les permita continuar su camino hacia la zona fronteriza con Estados Unidos.
Dicha realidad que viven muchos de los migrantes, contrasta en gran medida con aquellos que se encuentran en algunos albergues, la diferencia es el apoyo que unos han encontrado en esos espacios para tramitar de manera legal el asilo o apoyo humanitario. No obstante, otros tantos migrantes, se han visto envueltos en extorsiones, secuestros o hasta reclutamientos forzados en las filas de grupos delictivos que operan en gran parte de México.
El panorama parece desalentador y cruel, mientras el apoyo humanitario por la guerra a personas ucranianas ha sido favorable para los nacidos en aquella nación, tal parece que, para quienes nacen en Centroamérica, la ayuda y esperanza de cumplir el sueño americano se ve cada día más lejos de lo que se pueda pensar, esto también debido a los múltiples obstáculos de las leyes norteamericanas que buscan de cualquier manera impedir el ingreso de migrantes al territorio de Estados Unidos.
De acuerdo con medios nacionales, como el economista, las políticas de inmigración de los Estados Unidos, siguen operando en favor de aplicar una ley llamada Título 42, la cual es una restricción pandémica que surgió durante el gobierno de Donald Trump y que hoy día sigue vigente debido a que un Juez federal aplazó por más tiempo la aplicación de dicha política. Esto ha ocasionado que un número considerado de migrantes se quede en México, saturando por supuesto, los albergues que se tienen en las ciudades fronterizas y ejerciendo a su vez una presión social y política al gobierno mexicano por resolver la situación legal de las personas en dicha situación.
Es así que parece un tanto complejo el tema de la migración en nuestro país, algo que con todo y las restricciones de los Estados Unidos, sigue generando dos problemas, una saturación de los albergues al no tener ya espacios dignos para la atención de los migrantes y un enorme número de recurso humano de fácil reclutamiento a las filas de la delincuencia organizada, esto, ante la necesidad de subsistir y obtener un recurso económico que permita mantener a las familias y dotarlos de sus necesidades básicas.