A todas nos pasa. O nos ha pasado antes de ser conscientes de ello. Esa sensación de que molestas. Ese pensamiento de que lo que vayamos a decir, en realidad, no tiene importancia. Que mejor nos quedamos quietas, y calladas. El don de ser invisibles.
Pero no te preocupes, aquí un pequeño recordatorio: ¡el mundo también es tuyo! Vamos a defender nuestro hueco y a disfrutarlo.