¿Qué hace que los ciudadanos de un país dispongan de más o menos recursos, que en definitiva sean más ricos o más pobres? La respuesta es obvia: la capacidad de gasto y ahorro de los mismos. Pongamos un ejemplo práctico en nuestro entorno de la Unión Europea.
En 2019 en Rumania el salario medio era de 1.004 € y en cualquier supermercado de Bucarest medio litro de cerveza de fabricación nacional costaba aproximadamente 0.73 €. Mientras en Dinamarca el salario medio era de 4.776 € y el precio del medio litro de cerveza nacional de 1.59 €.
Lo que nos viene a decir que la cerveza en Rumanía es aproximadamente un 120 % más cara para un ciudadano rumano que en Dinamarca lo es para un danés. Lo mismo ocurre en el caso de un litro de leche, de un litro de agua y de otros productos básicos.
Aunque el ejemplo resulte simple en exceso y haya otros muchos parámetros a tener en cuenta es una manera sencilla de entender por qué Rumanía aparece siempre en los últimos puestos del ranking de nivel de vida de la U.E. mientras Dinamarca se encuentra siempre entre los primeros.
Por eso mismo España se encuentra en la mitad de la tabla de tan osado índice de referencia con lo que no queda otra que afirmar, como ya hemos dicho en alguna ocasión, que nuestro país es «cola de león» de los países más avanzados de la Unión y «cabeza de ratón» del furgón de cola de la misma.
La cuantía de las pensiones está íntimamente ligada al modelo laboral y salarial de cada país o lo que es lo mismo a los ingresos de sus ciudadanos. Por eso vamos analizar ambos de manera muy gráfica, a través de los datos facilitados por el INE y Eurostat, hasta llegar a la raíz del problema de las pensiones en España.
Finalizaremos con un pequeño esbozo sobre cómo afrontar un asunto tan extraordinariamente complejo y que afecta de manera muy especial a las clases medias y trabajadoras que constituyen de forma mayoritaria el grueso de la población española.
El modelo salarial
El actual gobierno de España se ha propuesto que, conforme a las recomendaciones de la U.E. el SMI alcance el 60 % del salario medio en 2023. Toda una rémora que hace que nuestro país se encuentre también por debajo de la media europea ya que nada menos que el 62 % de las personas que trabajan no alcanzan dicho porcentaje.
Como quiera que la pandemia ha trastocado de manera sensible cualquier índice económico, veamos por un momento, un retrato de la estructura salarial y de ganancias de la sociedad española los ejercicios inmediatamente anteriores a la misma.
Más ajustados a la realidad prepandémica los tres gráficos anteriores resultan bastante significativos y nos dibujan con bastante claridad el panorama salarial español.
De lo más ilustrativo para el presente estudio resulta que el 61.44 % de los españoles ganan menos de 21.000 € al año y que el salario más habitual apenas si supera los 18.000 € anuales.
El modelo laboral
Estas dos gráficas nos ayudan todavía mejor a tener una visión más clara de nuestro mercado laboral.
Los dos pilares fundamentales de nuestra economía, desde los tiempos del desarrollismo en la década de los 60 del siglo pasado son el turismo y la construcción.
El turismo de sol y playa, preponderante del modelo hispano, se caracteriza por su estacionalidad y su bajo valor añadido. Mientras la construcción, también de escasa productividad, tiene un marcado perfil especulativo.
Lo que ha ido dando forma tal y como hemos repetido en alguna ocasión, a un modelo laboral intensivo de salarios bajos que conforme han ido aumentando los desequilibrios con la deriva neoliberal de las últimas décadas y la catastrófica gestión de la crisis de 2008 para las clases medias y trabajadoras, se ha ido acentuando y traído como resultado que España mantenga una de las tasas más altas de desempleo y temporalidad en la UE a lo largo de toda la serie histórica.
Pero, en cualquier caso, echemos un breve repaso a la situación actual.
A la vista de las gráficas no está de más añadir que el INE ya nos dijo en su momento que la desigualdad estaba progresando de manera insostenible en España por cuanto entre 2002 y 2017 –con toda una burbuja inmobiliaria de por medio-, el empleo temporal a tiempo parcial que es el de peor calidad, había crecido un 82 % mientras que los indefinidos a jornada completa solo lo habían hecho el 20 %.
Lo que nos lleva a esta última tabla para cerrar el capítulo.
Lo que es peor aun cuando según los datos oficiales más de dos millones de trabajadores en España no alcanzan siquiera el SMI precisamente por trabajar a tiempo parcial.
Lo que se ha venido a resumir en palabras de la mayoría de analistas: «trabajar en España no te exime de ser pobre».
El trabajo en lo más jóvenes
En un país como España que su sistema de pensiones se basa en las cotizaciones que aportan los que trabajan para sufragar las prestaciones de quienes se jubilan, el gráfico resulta tan elocuente que hubiera sido más que suficiente para entender a futuro la gravedad del problema.
Pero, sigamos adelante.
La Tasa de reemplazo
A decir de algunos panfletos liberales los españoles gozan de una excelente pensión.
Cuando la cosa va más en serio se recurre a justificar semejante afirmación con que nuestro sistema de pensiones tiene una de las mayores «tasas de reemplazo» de la OCDE. ¿Qué quiere decir esto? Pongamos otro ejemplo al efecto. Si el último salario percibido por una persona antes de jubilarse era de 1.000 € y su pensión es de 800 €, la mencionada tasa será del 80 %.
¿Pero, a pesar de eso, realmente los ingresos reales de la mayoría de pensionistas les permiten vivir con una cierta holgura? En el caso de España resulta obvio que no. Salvo aquellos que tengan la fortuna de habitar una vivienda libre de cargos, si su cónyuge es beneficiario o beneficiaria de otra prestación, estén libres de otras obligaciones y, si de paso, son de poco gastar mejor que mejor.
Sin embargo, no hace faltar ser un lince para darse cuenta que los mayores de otros muchos países de nuestro entorno sí que gozan de una mejor madurez que la nuestra y, precisamente, el que España sea una de sus principales destinos turísticos da buena prueba de ello.
Es fácil adivinar, a la luz de todo lo visto hasta el momento, que el problema de las pensiones en España es otra consecuencia del particular modelo laboral que padece este país desde siempre y que hace que la capacidad de ahorro de los trabajadores sea prácticamente nula a lo largo de toda su vida profesional. Mientras que en otros países sus ingresos si permiten la acumulación de recursos cara a un retiro mejor.
Sin la menor duda, la pandemia y de manera especial los largos confinamientos habidos en España y demás estricciones, ha hecho que el ahorro haya aumentado en las familias españolas sensiblemente.
Por eso, hemos preferido reflejar en la tabla anterior los datos referidos al ejercicio 2018 por cuanto se ajustan de forma más certera a lo habitual.
A partir de ahí podemos deducir fácilmente porqué es mucho más frecuente ver a los mayores de nuestros vecinos europeos viajando por el continente que a los españoles; que de no ser por la gratitud del IMSERSO difícilmente podrían tener acceso a ello en su mayor parte.
Conclusiones
El sistema de pensiones español es insostenible. Así de contundente, tanto como los datos que se aportan, mientras se siga basando exclusivamente en las cotizaciones de los que trabajan.
Por eso las propuestas sobre la mesa tanto de liberales conservadores, que pasan por la reducción de la cuantía de las prestaciones, como la de los progresistas que proponen un aumento de las cotizaciones y en ambos casos un retraso que acabará siendo sine die de la edad de jubilación, son inadmisibles, por cuanto dichas propuestas van en perjuicio tanto de los trabajadores, como de las empresas, como de los propios pensionistas.
Ya vimos en otro artículo reciente como van resolviendo la cuestión otros países de similar desarrollo con mejor tino que en España. Es el caso de los Países Bajos, Dinamarca, Finlandia, Suecia o Australia, entre otros, donde dichas prestaciones son una combinación entre cotizaciones, planes de ahorro de empresa e impuestos.
Pero lo que resulta tanto o más importante es que a lo largo de su vida laboral los trabajadores, por cuenta propia o ajena, han tenido ganancias suficientes que les han permitido ahorrar cara al retiro. Bien sea en forma patrimonial, en planes de pensiones privados o en cualquier otra fórmula que les permita tener una mayor disponibilidad.
Algo que, como hemos visto, resulta inviable para la mayor parte de la población española vista su demostrada imposibilidad de generar ahorros suficientes para ello.
La respuesta
Cambiar todo eso en España es una tarea hercúlea y por mucho que un gobierno lo pretenda si no cuenta con la ayuda de la élite empresarial y financiera difícilmente lo tendrá a su alcance.
Se hace necesaria una implicación decidida por ambas partes.
Desde el gobierno de la nación y las diferentes administraciones públicas un impulso decidido para potenciar aquellos sectores en lo que España siempre ha quedado rezagada. Educación, sanidad, ciencia y un buen número de servicios públicos que serán a su vez recursos de futuro.
No en vano España no es ni de lejos el país con mayor número de trabajadores públicos. Más bien todo lo contrario lo que da una idea de la escasez de recursos que dedican las citadas administraciones a ello.
Como curiosidad y por aclarar los numerosos bulos que circulan en las redes sociales al efecto con el fin de menospreciar la atención pública, el hecho de que Países Bajos y Alemania aparezcan en los últimos lugares de la tabla es porque presentan la particularidad que, de forma habitual, sus empleados públicos lo son a tiempo parcial y por tanto, a efectos estadísticos, se contabilizan de manera proporcional.
Volviendo al tema que nos ocupa, lo que especialmente necesita España es una mayor amplitud de miras por parte de unas élites que al menos en este país llevan varios siglos mirándose el ombligo.
Que sepan o quieran leer que su beneficio es en buena parte el resultado del beneficio de todas las personas que forman la nación española y por tanto no ha lugar a tan imparable aumento de la desigualdad y los desequilibrios como se viene sucediendo año tras año.
Se hace necesario un mayor esfuerzo fiscal no ya por unas denostadas clases medias que son las que hasta ahora vienen soportando toda la carga del estado, sino de esas mismas élites que, de manera progresiva y eficiente, las posicione realmente en el lugar que les corresponde.
Algo que, dicho sea de paso, no les producirá el menor quebranto.
De no ser así, el futuro de nuestros jóvenes y el de algunos ya no tanto, estará condenado bien a una jubilación miserable o a trabajar hasta que sus fuerzas le fallen.
«Sería todo un detalle, todo un síntoma de urbanidad, que no perdiesen siempre los mismos y que heredasen los desheredados. Sería fantástico que ganara el mejor y que la fuerza no fuera la razón»
Joan Manuel Serrat (Cantautor, 1943- )