«La visión no revela lo que el tacto ya conoce; ya ha hecho cercano.»
Es la magia de la arquitectura, la forma en que el arquitecto realiza sus trabajos de diseño previo. Magia es la posibilidad que tenemos de poder prever y presentir el espacio. Las manos que llevan al arquitecto durante unos días, unas horas, unas semanas, a ser el artesano de un objeto único, de enlazar entre sus dedos lo que en su mente ya comienza a ser una realidad casi mastodóntica en proporción. La belleza del trabajo a escala. Ahí nace la maqueta, en el deseo y la necesidad del arquitecto por conocer y experimentar con sus propias manos lo que algún día se escapará a ellas.
Y ya… yo ya… me marcho, que me vengo arriba, pero no sin antes traer a colación un capítulo de mi vida académica en el que experimenté exitosamente el proyecto del Velódromo y Piscina olímpicos en Berlín.