A partir de cierto nivel de renta no parece tanto que el mayor crecimiento puede producir felicidad, sino más bien que la mayor felicidad puede producir crecimiento económico.
La cita de hoy es de un economista de la península ibérica, madrileño, la cual nos sirve para despedir la semana pero también para dar la bienvenida a un nuevo mes, abril. Hace dos semanas, el tema también era la felicidad argumentado desde un vista más literario y personal.
Esta semana entran en juego datos numéricos, y no para cuantificar la felicidad sino para hablar de la relación que ésta tiene con los ingresos que cada ciudadano obtiene. En base a lo leído del siguiente artículo de Guillermo de la Dehesa, de donde he extraído la cita, se puede decir que a más ingresos, más felices somos. Pero, si los ingresos siguieran aumentando, posiblemente llegaríamos a un punto de inflexión a partir del cual, la relación entre felicidad e ingresos empieza a decrecer hasta que, un aumento de ingresos nos proporcione una «felicidad» extra nula. Es entonces cuando, a nosotros que ya somos «asquerosamente» ricos, nos podrán decir: «el dinero no da la felicidad». Sólo en ese momento, eso si no lo somos, además de ricos.
Saltando a otro punto, pero del mismo tema, resulta que cuanto más felices son los ciudadanos de un país más crece económicamente dicho país. Pero como bien comenta Guillermo de la Dehesa, la felicidad de los ciudadanos, desde un punto de vista empresarial, no depende de los ingresos únicamente. Existen otros muchos factores siendo muy importante, sentirse parte relevante de la empresa o ente económico para el que se trabaje. De ahí la infelicidad de la sociedad española en la actualidad. No podemos hablar de los ingresos, ni tan siquiera de trabajar de lo que queremos, de lo que corresponde a lo que se ha estudiado. Nos toca esperar que podamos al menos trabajar de lo que sea bajo el salario que nos diga el explotador de turno (ni hablemos ya a estas alturas, de sentirnos parte importante de una empresa). Si esa es la meta hoy en día, ¿cómo va a estar la sociedad? ¿cómo no va a manifestarse la gente como hizo el pasado jueves?
Si no tuvieran bastante los manifestantes, infelices ante la reforma laboral, y sin hablar de los 5 millones de parados, aún les toca escuchar al presidente de la Asociación Española de Banca decir lo siguiente: «La huelga nos acerca a Grecia y nos aleja de Alemania«. ¿Qué se supone que ha de hacer la ciudadanía ante la situación actual? ¿qué tiene de malo manifestarse contra la nefasta gestión de los políticos y empresas?