– Quisiera ser un flan, un flan de albaricoque o uno normal, un flan tibio en el escaparate de una pastelería
– ¿Un flan, un postre?
– Pues claro, que va a ser sino ¡no hay cuarenta mil cosas que se llamen flan!
– Os resumo mi vida a los 35 años. Lo tenía todo:
1 mujer,
2 hijos,
3 colegas,
4 préstamos,
5 semanas de vacaciones,
6 años de antigüedad en la empresa,
7 veces mi peso en equipos de sonido,
8 coitos conyugales por trimestre,
9 veces el perímetro terrestre en envases de plástico, bandejas de poliestireno y otros envoltorios alimentarios no biodegradables y
10 años sin ver a mi madre.
La felicidad. El lote completo del tirano que quise ser en mi infancia. De modo que ser adulto era esto, tener un velocímetro que marca de 0 a 210, pero no ir nunca a más de 60.
– Hay dos o tres cosas que nunca me has pedido y lo lamento. Habría sido capaz.
– ¿Qué cosas?
– Comer hormigas. Insultar a los parados que salen del INEM. Amarte como un loco.
– Vete al infierno.
– Sí… pero tú te vienes conmigo.
– Mamá, ¿qué es la cosa más loca que has hecho?
– Volar.
– ¿Volar?, ¿volar cómo?
– Volar por el cielo.
– ¡Hala! ¡Venga vamos, vuelva, vuelva…!
– Capaz.
– Cállate, tápate los oídos fuerte, fuerte, fuerte, muy fuerte… ¿oyes lo mucho que te quiero?
Muy chula la entrada si señor ^_^
Es que mola la peli, gracias Raq 🙂