No sé si aprenderemos de esta situación o si, cuando el coronavirus pase, todo volverá a ser como antes. Espero que sí, que avancemos.
Tal vez aprendamos a ver, que no son guerras, ni violencia, ni fuerza, los secretos de la cura. Aprender a valorar los cuidados, y dignificar, al fin, este trabajo. Que es de todxs y nos afecta, también, a todxs.
Puede que nos demos cuenta de que una sociedad no se sustenta en la economía, si no en la vida. Plena e igualitaria.
Y quien sabe, quizás una cosa lleve a otra y también se empiece respetar, ser empáticxs, ver nuestros errores y trabajar para arreglarlo. (¿Me estoy poniendo demasiado melancólica?)
Es cierto que está siendo un momento duro, muy difícil para muchísima gente. Y que, además, sufriremos sus consecuencias en los próximos meses. Pero también creo que se nos presenta una oportunidad para el cambio. Repentina y totalmente inesperada, como a un pez que lo alcanza una corriente de agua fría y lo arrastra a un lugar desconocido.
Quizás, podamos aprovecharla.
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