Escribir un artículo en los tiempos que corren es tirarte de lleno al charco o esquivar el tema para que no te salpique.
Llevo un rato dándole vueltas y con mil temas y a la vez ninguno en mi cabeza.
Escucho mis tripas y me mueve hablar de mi trabajo, de mi pasión por lo que hago.
Mi cabeza desde la razón y el afán por no complicarme me dice que tire por otro lado, que qué necesidad, que ya están las redes ardiendo en todas las direcciones y que para que voy a echarle más leña al fuego.
Paro. Dejo la hoja, minimizo y entro a facebook, me tomo mi tiempo, mi infusión y mis dedos se mueven por los hilos de mis entrañas.
Tengo claro que no quiero hacer sangre, y que no quiero gritar de dolor y de impotencia.
Tomo aire, siento mi estar y empiezo a mantener el equilibrio.
Me remonto a lo que sé, a lo que vivo en mi día a día y a lo que llevo haciendo desde hace catorce años, a mi trabajo como educadora social, feminista, facilitadora de procesos y en estos últimos años como profesional de la salud sexual.
Quizás sea muy sentimental, pero no puedo evitar estremecerme en muchos de los talleres que estoy facilitando últimamente.
Estas últimas semanas estoy facilitando talleres con grupos mixtos. Grupos de personas adultas, de jóvenes de institutos, con mujeres jóvenes y con criaturas de colegios, toco todos los palos, y en todos un nexo común, las ganas, la ilusión y la necesidad de fortalecer el amor propio.
Amor para uno mismo, para una misma.
Recibimos mensajes constantes para poder llevarnos bien con los compañeros, con las amigas, con la comunidad de vecinos, con tu madre, con tu padre y con tus hermanos y hermanas.
Aprender a tener relaciones sanas con compañeros, con la pareja, con tu ex o con tus hijos e hijas. Llevarte bien con el cuñado, la jefa, el equipo de trabajo, tus clientes y con el portero de tu edificio.
Te dicen que no has de caer en relaciones de dependencia o codependencia.
Los mensajes están ahí, el aprendizaje cada cual hace el que puede, o el que le enseñan, o el que imita o simplemente el que mejor cree.
¿Recibimos mensajes para llevarnos bien con uno/una misma?
¿Cómo aprender a estar bien con el que se está?
¿Eso se aprende? ¿Te lo enseñan? ¿O eso cómo va?
¿Importa más llevarte bien con la compañera que contigo?
¿Cómo llevarme bien con alguien si a veces no sabemos lo que queremos o necesitamos nosotrxs mismxs?
¿Somos conscientes del cariño que nos damos?
Hoy he tenido clase con grupos de 2º de ESO, será la primera sesión de muchas en este centro educativo. Hoy nos hemos presentado y hemos hablado de quienes somos, de qué les gusta de sí mismxs, qué se les da bien hacer…
Les ha costado, “!qué difícil!” me dicen algunas… , “¿se puede poner nada maestra?”, me dicen otros.
Es curioso como cuando hacemos estas preguntas al alumnado de primaria, con 6 o 7 años, la mayoría de las veces que lo he hecho, las respuestas son claras, rápidas y sin manchas de infravaloración.
Hoy les preguntaba a un grupo que desde cuando empezamos a mirarnos mal… Que cuándo empezamos a ver las cosas que no nos gustan por encima de las cosas que nos gustan… Cuando lo que no, lo negativo eclipsa a lo positivo…
Sus respuestas eran diversas, imagino que cada uno hablaría desde la mochila que están empezando a cargar y que por lo que cuentan ya les pesa.
Me decían que es la sociedad la que te empuja ser así, que es la que te exige y que espera de ti que seas y que te mal califica cuando no “cumples” o no eres quien se espera que seas.
¿Solemos hablar de nosotros y de nosotras mismas en positivo? ¿Y a los demás?
Les contaba una frase que mi querida amiga María Díaz Angulo cuenta mucho y es la de cambiar las gafas de mosca por las gafas de abeja.
Me explico, las moscas, ¿en qué se suelen fijar? ¿Hacia dónde van? Por lo tanto, ¿qué buscan?
Y las abejas? Las abejas se fijan en la variedad de flores, en el dulce néctar y en la deliciosa miel.
Las moscas van a lo de siempre, solo ven mierda y están en ella constantemente.
Las abejas, tienen una mirada más amplia, ven más allá, ven la diversidad, los colores.
Misma realidad, distinta mirada y por tanto diferente vivencia.
Vernos con mirada abierta a posibilidades, no mirada limitante y quejosa.
No pretendo con esto lanzar el mensaje wonderful y decir que todo es maravilloso y que hay que ver todo super happy, ni muchísimo menos. Que cada cual haga y deshaga. Soy más partidaria de tener libertad, también para estar mal, enfadada, rabiosa y por supuesto triste.
Lo que pretendo con esto es darnos cuenta de las gafas que nos ponemos, ya no sólo para con los demás, sino para conmigo misma.
Quererse bien a una misma es un acto revolucionario de amor.
Si potencio verme con mirada de abeja, seré más respetuosa conmigo, aprenderé a conocerme y podré identificar lo que me gusta de mí y lo que no. Y podré, si quiero, mejorar o cambiar para poder estar más a gusto conmigo misma.
Si yo me hablo desde la queja, la limitación y el negativismo y veo que lo único que consigo es limitarme y sentirme pequeña, entonces ¿por qué no hacer por cambiar la mirada?
Si cambiamos las gafas y por tanto la mirada, mi mensaje será también distinto, más compasivo, me cuidaré más.
Para poder construir relaciones sanas, de cuidado mutuo y de respeto hacia los demás, primero he de empezar por mí.
El amor propio es necesario para no caer en la trampa de las relaciones tóxicas.
Aprender a cultivarlo no es tarea fácil, pero no por ello es imposible de hacer.
Hoy, en otra de las clases en las que entraba, en esta sesión para trabajar la autoestima y el autoconocimiento, al entrar, cinco chavales se han salido fuera con la profesora. Pensé al principio que era por algún asunto del centro, luego una alumna me ha dicho que se tienen que ir porque no pueden quedarse a escucharme, que no han traído firmado el papel para quedarse en la charla y que se tienen que salir de la clase.
Salir de clase y sentarse en el pasillo, en un banco con algún profe que esté de guardia y que diga de hacer algo con ellos. Eso me lo cuenta la tutora y también me dice que ahora mismo esto es lo que hay, “¿es que no te has enterado? “, me pregunta con ojos como platos. Mi respuesta es que sí, pero que sigo sin entender nada. Que no entiendo, ¿decisiones tomadas en base a?
No entiendo que tengan que irse porque entro yo a dinamizar un taller para que reflexionen sobre ellos, para intercambiar con sus compas y para darles herramientas para que se quieran un poco más, porque quererse es bien, es sano y es una responsabilidad que cada cual tiene para llevarse bien en este viaje vital , porque para poder estar bien con los demás, se ha de estar bien con uno o una misma, y que aunque parezca la típica frase hecha, es una frase llena de verdad.
Tu mejor amiga eres tú.
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