Alicia en el País de las Maravillas es una de las grandes obras de la literatura infantil creada por el matemático y escritor Lewis Carroll. El País de las Maravillas que se describe en la historia fue creado básicamente a través de juegos con la lógica, como si de un videojuego se tratara, de una forma tan especial que la obra ha llegado a tener interés tanto para niños como para matemáticos.
Alicia, la protagonista de esta historia, es una niña extremadamente imaginativa, que suele inventarse situaciones de fantasía mientras habla sola.
«Alice in Wonderland» (1903)
Sin embargo, hoy no es esa Alicia la protagonista de la entrada. Esta nueva Alicia también duerme, también crea un mundo paralelo, también depende de un reloj… pero ahora la llamaremos Alice, y ya no vivirá en el País de las Maravillas de Lewis Carroll. Cada vez que Alice se queda dormida, entra en un mundo de fantasía en el que deberemos ayudarla a enfrentarse a sus miedos: la Pereza, la Envidia, la Mentira…
En esto consiste este videojuego donde casi no importa jugar, donde lo fundamental es recrearse en la belleza de las imágenes y en la banda sonora de Vetusta Morla.
(Trailer)
En Los Rios de Alice no hay armas, ni jugador, no hay acción ni tampoco velocidad. Ni siquiera se podrá morir. ¿Qué tiene entonces de especial este juego?
En primer lugar, un arte excepcional realizado en acuarela, tinta y grafito por la actriz y artista Ane Pikaza. Además, los fotogramas están animados fotograma a fotograma, como ya no se hace. En segundo lugar, a través de 20 puzzles se generan todas las posibles experiencias. Y por último, una Banda Sonora Original compuesta por Vetusta Morla, quienes se encargan de crear un imaginario a través de la música.
Se trata de una vuelta a la época dorada de las aventuras gráficas, una libertad de movimiento a la que no estamos ya acostumbrados, una reivindicación de volver a hacer las cosas como se hacían antes. Cada pequeño detalle de este proyecto está cuidado con un obsesivo mimo.
«El juego se originó porque yo soy fan del grupo y escuchando la canción por la calle empecé a ver estrofas que visualicé en imágenes. Empecé a conectarlas y se me empezó a ocurrir una especie de mundo o de aventura. Y juntando eso a que soy fan de las aventuras gráficas, bueno hablé con los socios y les conté la idea de contactar con Vetusta Morla. Evidentemente me dijeron que sí, como si fuera un loco. Al día siguiente mandé un e-mail con una carta de presentación del estudio, contándoles quienes éramos, para que no pensaran que era un loco que les quería apañular (risas).» (Arturo Monedero)
Como he dicho, sin la música de Vetusta Morla ese mundo imaginario sería completamente diferente. Al igual que cada etapa de nuestras vidas está marcada por una determinada sintonía, sin la cual esos momentos vividos serían diferentes, cada una de las imágenes de Ane Pizaka se ve completamente influida y transformada por la canción que la acompaña (aviso que corro el riesgo de no ser del todo imparcial en este sentido, ya que Vetusta Morla se convirtió en mi acompañante fiel durante larguísimas noches trabajando (o no) delante del ordenador y sufro de una cierta debilidad y amor incondicional… :))
(SuperNanas-Vetusta Morla)
Creo que Los Ríos de Alice es una de esas pequeñas rarezas que afortunadamente (al menos para mí) aparecen de vez en cuando, en las que no hay que tener prisa por terminar el juego, porque «dejarse llevar suena demasiado bien» como para estar pendiente del reloj.
(Copenhague_ Vetusta Morla)
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