Desiré Paredes será una de las protagonistas del primer día, 25 de abril, del ciclo Nuevos Territorios programado por Diego Guerrero. Este evento está organizado por la Fundación SGAE y que tendrá lugar en la Sala Berlanga. La cantaora madrileña imprimirá su toque de vanguardia musical.
Desiré Paredes nos habla de su música y de su participación en Nuevos Territorios:
¿Cómo nace tu pasión por la música?
Nace cotidianamente en casa de mis abuelos, donde me crie. Me encantaba ver películas de Isabel Pantoja, programas musicales y mi abuela siempre estaba cantando, desde que me crio en sus brazos prácticamente. Yo me iba a la cocina y cantaba a mis abuelos, o los sentaba en el salón y realizaba una actuación cantando con mis micrófonos invisibles.
La música ha sido un refugio para mí, un juego. Un canal de amor y familia. Una pasión genuina.
Estás dentro de compañías de danza, de formaciones musicales, ¿qué te aportan esos trabajos a la hora de sacar un trabajo en solitario?
Aprendo mucho sobre el directo, la puesta en escena, producción, recursos, procesos creativos, etc. Diría que me aporta muchísimo, que confíen en mí, que me reten a hacer arreglos, composiciones, recitales, improvisaciones e incluso actuar o tener una mirada más atenta al trabajo con la expresión del cuerpo.
Quiero creer que la suma de todas estas experiencias me ha aportado muchísimas herramientas y conocimientos que tengo en cuenta para mi proyecto.
El próximo día 25 de abril estarás actuando en la Sala Berlanga, ¿qué significa para ti estar en el ciclo Nuevos Territorios?
Me pone muy contenta que Diego Guerrero confíe cuente conmigo para esta programación, ya que es un artista al que admiro, al igual que al resto de compañeros de esta edición; así pues, me siento muy agradecida y reconocida. Es gratificante poder estar en un cartel como este defendiendo mi nombre, mis ganas y mis proyectos.

Hoy en día tenemos un mundo cultural con una vorágine impresionante, por ello, ¿qué crees que aportan estos ciclos al sector?
Aportan cuidado y atención en aspectos en los que la música, y los músicos, nos sostenemos. La disponibilidad de una sala, de técnicos de sonido, condiciones dignas, cubrir costes, cartelería, difusión, entrevistas, visibilidad, precios accesibles al público, etc.
Es un todo muy importante en un mundo donde la cultura se consume en gran parte a través de las pantallas, sin salir de casa. Por eso es vital que las personas puedan acceder a la cultura de calidad fácilmente, y que programaciones como estas, den oportunidades y facilidades a artistas emergentes con muchísimo talento y experiencia a pesar de no formar parte de las altas esferas musicales.
¿Quién estará contigo en el escenario de la Sala Berlanga?
Un guitarrista de Río de Janeiro, flamenco, exótico y mejor amigo. Roberto Monteiro, que tanto me ha acompañado artística y personalmente en diversas aventuras.
Nasrine Rahmani, una percusionista referente en el panorama flamenco. Buena compañera y muy trabajadora, dispuesta a explorar, crear e innovar. Y por último Gabriel Matías, también desde Brasil, un bailaor con muchísima fuerza, precisión y sensibilidad a la vez.
No puedo estar más contenta de tener el talento, la belleza y la familia en el escenario.
Ahora mismo estás con un trabajo entre manos, ¿nos puedes adelantar algo?
Puedo adelantar que está siendo un proceso lento, ajustado a mi ritmo, donde la exigencia, el perfeccionismo y las expectativas son cuestionadas. De la mano con Paul Castejón (músico y productor) estamos creando un ambiente sonoro muy personal que puede llevarnos al rock o el world music… quién sabe. Aún está cogiendo forma, esencia y no queremos catalogarlo. Hasta el momento han participado en algunos temas Roberto Monteiro (guitarrista), José María “Petaca” (teclados), Pablo Levin (baterías) y Antonio Carmona (percusión).
No hay una fecha exacta, pero me gustaría estar publicando material en 2026 y presentarlo en directo antes del lanzamiento.
Has sacado un single, La tapa, donde Diego Guerrero está como productor, ¿cómo surge ente tándem?
Yo quise que fuera él quien me lo produjera. Teníamos algunos amigos en común que hicieron su magia y ya nos habíamos cruzado alguna vez.
Le enseñé una versión acústica con Roberto. Le gustó que la canción funcionara solo a voz y guitarra, que se podía sacar partido y “voilà”, nos pusimos a trabajar.
Un disco autogestionado, ¿qué pros y contras tiene el ser independiente a la hora de sacar un trabajo?
Los pros, que para mí son muy importantes, son los ritmos. Lucho mucho internamente con la autoexigencia, la perfección, y esto me trata mal si no le doy espacio. Es importante estar relajada y disfrutar los procesos, al igual que cuidar la relación con Paul en el estudio y permitirnos probar cosas, desecharlas o cerrar una sesión cuando no está fluyendo y abrir otra nueva. La libertad es un pro en este proceso. No quiero esperar nada, solo hacerlo a nuestra manera, porque nos gusta.
Contras. Todos los recursos económicos y humanos que hacen falta, sobre todo en todos los oficios que no son el mío, como arte, foto, video, redes, producción, comunicación… Son muchas cosas las que manejo sola. Me encantaría poder encontrar un equipo creativo sensible y delicado, que le guste mi proyecto y trabajar juntos. Por otro lado, también hacerle frente a la rapidez de la industria y todo el decorado que la rodea.
¿Nos puedes comentar cómo es la forma de componer de Desiré Paredes?
Normalmente, grabo las melodías a compás o voy escribiendo notas, cosas que me surgen. Tengo muchas ideas en audios y cuadernos que empiezo a trabajar, y que, en compañía de Paul o algún otro amigo músico, vamos buscando la forma y el acompañamiento. Otras veces parto de la música, y a raíz de ahí escribo y compongo la melodía.
¿Influencias?
Mi abuela (madre, maestra y cantora), Paco del Pozo (maestro y cantaor), Carlos Mankuzo (maestro y percusionista) y Remedios Amaya (cantaora).
¿Un sueño por cumplir?
A día de hoy, yo sueño con acceder a una vivienda propia. Y si es por soñar, que sea en el campo para tener muchas plantas, huerto y gallinas.
