La alegría y el dolor comparten una misma raíz,
de un tronco antiguo que a veces no se ve,
no hay alegría sin conocer el quebranto,
ni se siente el dolor sin haber amado tanto.
Brotan juntas, gemelas en su origen,
Y aunque parecen opuestas, son lo mismo al fin,
dos caras de una misma raíz en el jardín,
no puedes pasar corriendo.
Morir no es el fin, es un portal,
un susurro leve en la vastedad astral.
Es la chispa que se apaga en este lugar,
para encenderse en otro, donde empieza a brillar.
No es despedida, solo transformación espiritual
una puerta hacia una nueva estación.