Hoy me he levantado un pelín filosófica así que confío en que mis lectores me perdonarán la digresión.
Vivimos en un mundo básicamente caótico y aún así regido por leyes que le dan un sentido o al menos un cierto orden. Pero si nos ponemos a pensar, cada situación a la que nos enfrentamos cambia desde el momento de nuestra observación, es decir que al mirar, somos capaces de crear determinadas circunstancias. Ante un mismo suceso cada espectador se plantea una determinada visión del mismo, resalta algunos detalles e ignora otros y obviamente saca sus propias conclusiones.
Un ejemplo muy claro de esto que os planteo es el siguiente: un atracador entra en un sitio donde hay muchas personas, a cara descubierta y diciendo “todos al suelo”. Terminado el incidente habrá tantas descripciones del ladrón como testigos del robo y su voz se parecerá a la del tío de fulano o a la del primo de mengano.
Quiere decir que cada individuo generará una imagen de la situación vivida y tomará para ello sus propios parámetros de vida, los que ha acumulado durante todo el transcurso de su existencia y de esa manera “creará” un personaje determinado, que no siempre coincidirá con el que “cree” cada uno de los demás protagonistas del incidente; o si.
Imagínense otra situación: alguno de vosotros, gentiles lectores, va andando por la acera, móvil en mano y se choca con alguien. Sed sinceros con vosotros mismos: ¿cuál sería vuestra reacción inmediata? ¿Levantar la vista para ver si la otra persona no sufrió ningún daño a causa de vuestro descuido y hasta pedir disculpas? ¿O decir: mira por donde caminas, sin siquiera quitar los ojos de la pantalla?
Estos ejemplos son simplemente para que os deis cuenta de qué es lo que quiero deciros. Todos y cada uno de nosotros somos forjadores de nuestro destino y muchas veces del de nuestros semejantes, ya que al socializar, compartimos nuestra visión del mundo. Pero ¿somos conscientes de cómo utilizamos este potentísimo e ilimitado poder?
Usted qué opina: ¿esto TAMBIÉN es cultura?