¿Otro proceso de la Inquisición? ¿No estamos, todavía no, fatigados de hurgar en este execrable archivo? Al parecer no, las actas de este juicio, realizado contra una pobre mujer en el siglo XVI, editadas e introducidas con un ejemplar ensayo del profesor Pinna, muerto en el 2016, me llegan de la mejor manera: de la mano del traductor de esa introducción, mi amigo Enrique Gracia Bondía. Aun así no estoy convencido, como si me hubiera olvidado de hasta qué punto la prosa de ese tribunal puede resultar, debido a la pormenorizada eficacia de los escribientes y a lo dramático del contexto, tan hipnótica como la mejor de las novelas. La hemos apreciado desde antiguo, por ejemplo en el proceso a las místicas alumbradas de Guadalajara y Toledo[1]MÁRQUEZ, Antonio: Los alumbrados: Orígenes y filosofía (1525-1559). Taurus, Madrid, 1972, así como en tantos esfuerzos por reconstruir la memoria en España de esa persecución de las mujeres por parte de la ortodoxia religiosa[2]SARRIÓN MORA, Adelina: Beatas, iluminadas, ilusas y endemoniadas: formas heterodoxas de la espiritualidad postridentina, en Congreso Internacional «Felipe II (1598-1998)», Europa dividida, la monarquía católica de Felipe II (Universidad Autónoma de Madrid, 20-23 abril 1998). (Tomo 3). Parteluz, Madrid, 1998, p. 365-386.. Testimonio escriturario afinado, pero al servicio de qué, nos preguntamos, a menudo sobrecogidos por la cruel terquedad de los jueces. Pues al servicio de la verdad, nada menos. Una que es trabajada, producida en el juicio mismo, y a la que sería demasiado ingenuo oponer otra verdad diferente, la que podríamos llamar la verdad de los hechos desnudos.
La verdad se hace, un juicio es un acto de lenguaje.
El proceso de Julia Carta resulta en cierto modo ejemplar, puesto que confirma la tesis antropológica de De Martino que toma Pinna como punto de partida, a saber, que la magia se da en un contexto de pobreza fundamental, no como un accidente ni como una anomalía sino como una constante válida para el conjunto de la sociedad. Esa indigencia crónica, estructural, ordena la vida de los perseguidos, pero también es la que determina, en cierto modo, las expectativas y los miedos de los persecutores. La miseria es compatible con una ritualización protectora de los acontecimientos de la vida cotidiana, incluso en aquellos momentos aparentemente más paroxísticos y espontáneos del duelo y de las plañideras en el sur italiano, como demuestra con maestría el propio De Martino[3]DE MARTINO, Ernesto: Morte e pianto rituale nel mondo antico. Dal lamento funebre antico al pianto di Maria. Bollati Boringhieri, Torino, 2008.
Sin embargo el proceso de María Carta es ejemplar en otro sentido, puesto que muestra a la vez hasta qué punto la reacción inquisitorial transparenta que el combate se produce entre dos concepciones del mundo culturalmente diversas, y con unas herramientas de interpretación por completo diferentes. Es así que María es acusada de sostener una herejía de índole protestante, como corresponde a la armadura teológica tridentina, debido a las reservas atestiguadas hacia el ejercicio reglado de la confesión. Sospecha tan gruesa como inverosímil, puesto que se apunta contra una mujer en grado de extrema miseria y por completo analfabeta. De hecho el tribunal no tarda en comprobar que la delación les conduce a una vía muerta. Así que el propio Pinna tiene que acompañarnos de la mano en ese aparente vacío intelectual en el que rebotan los dardos de la controversia teológica. Y lo que nos descubre, en la negativa a confesar y en la práctica de hacerlo a solas en un agujero, o con una serie de prácticas rituales extrañas, unas que a nosotros nos recuerdan mucho las que el propio Ernesto de Martino registra en su film Il demonio, dirigida por Brunello Rondi en 1963, y protagonizada por la bella Daliah Lavi, es en efecto un sustrato de resistencia a la doble imposición, política y doctrinal, de la metrópoli sobre este territorio.
Es inútil que busquemos aquí restos de alguna cosmovisión más o menos organizada, similar por ejemplo a la que Carlo Ginzburg identifica en el juicio al molinero Menocchio[4]GINZBURG, Carlo: El queso y los gusanos. El cosmos según un molinero del siglo XVI. Muchnick, Barcelona, 1982. De hecho lo que el genial historiador turinés pretendía mostrar allí es el conflicto que enfrentamos cuando la cultura escrita escapa al estricto usufructo clerical, extendiéndose por un segmento más amplio de artesanos. En cambio, María Carta es por completo analfabeta, así que el choque se produce, sobre todo, entre una cultura escrita y otra oral. Por lo que el profesor Pinna no tiene más remedio que intentar una reconstrucción simbólica de esos ritos supersticiosos, por ejemplo en la fabricación de pungas y amuletos, o en los modos de curanderismo. Lo sorprendente, y animo al lector a que compagine este libro con otro del propio Ginzburg, es que hay muchos elementos comunes, tal vez determinados por los intereses de quien pregunta, en ese mundo oral de la hechicería[5]GINZBURG, Carlo: Historia nocturna. Las raíces antropológicas del relato. Península, Barcelona, 2003.
Si seguimos con cuidado la lectura de las actas procesales, me atrevo a asegurar que el momento crucial de inflexión, ése que asegura, en palabras del propio Pinna, el tránsito desde una borrosa verdad en minúscula -eso que llamamos con alguna ligereza los hechos, y que forman parte de la denuncia anónima- a una Verdad transmisible, codificable, tal como consta en el propio lenguaje de los inquisidores. Ese momento, digo, es el de la amenaza del tormento, esa estrapada que disloca las articulaciones y que, al parecer, nunca se produjo. La protesta, el ruego, de la pobre Julia Carta no tienen desperdicio, así que vierto literalmente: «Y habiendo baxado en dicha cámara, dicho Señor Inquisidor y Ordinario dixeron a los ministros si la cuerdas estaban bien siguras y todo adereçado. Dixeron que sí, y luego encargaron a la dicha Julia, que estaba sentada en el banquillo y con los vestidos del tormento, que dixesse la verdad. Y ella dixo que la verdad ya la havía dicho y que con los tormentos la hazen decir más que la verdad, que nunca le sea perdonado. Y que digan qué verdad quieren que diga»[6]PINNA, Tomasino: La Inquisición en Cerdeña. El proceso de Julia Carta. Institución Fernando El Católico, Excma. Diputación de Zaragoza, Zaragoza, 2019, p. 331.
Este es asunto de la tortura: decir la verdad por demás, más que la verdad. Dar con una Verdad mayúscula, una que la difusa conducta o percepción de Julia es incapaz por sí misma de alumbrar. En cualquier caso, resulta extraño oír resonar esta palabras en las siguientes: «Allora l’innocente sensibile si chiamerà reo, quando egli creda con ciò di far cessare il tormento.» Y digo que resulta extraño porque estas no provienen de una analfabeta sarda del siglo XVI, sino de uno de los intelectuales italianos más cultos del siglo XVIII. Nada menos que de Cesare Beccaria, campeón de la Ilustración[7]BECCARIA, Cesare: Dei delitti e delle pene. Einaudi, Torino, 1994. p. 41. Y un nieto suyo, Manzoni, recogerá estas fatigas de la verdad incidentalmente en el relato de la columna infame y en el proceso seguido en Milán contra los untori. Aunque sólo sea para que otro insular, el siciliano Leonardo Sciascia, reconstruya todo el tiempo italiano como su particular historia nocturna. Pero eso no es cosa para contar ahora. Nos basta con apuntar en qué condiciones un anciano de barba blanca, a quien Julia llama Señor Domán, se aparece y apodera poco a poco del relato, satisfaciendo el deseo de Verdad inquisitorial. Y esto es lo que una vez en la isla de Cerdeña el Diablo dictó a unos y a otros, que por eso es un gran príncipe de la mentira.
Título: La Inquisición en Cerdeña. El proceso de Julia Carta |
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Referencias
↑1 | MÁRQUEZ, Antonio: Los alumbrados: Orígenes y filosofía (1525-1559). Taurus, Madrid, 1972 |
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↑2 | SARRIÓN MORA, Adelina: Beatas, iluminadas, ilusas y endemoniadas: formas heterodoxas de la espiritualidad postridentina, en Congreso Internacional «Felipe II (1598-1998)», Europa dividida, la monarquía católica de Felipe II (Universidad Autónoma de Madrid, 20-23 abril 1998). (Tomo 3). Parteluz, Madrid, 1998, p. 365-386. |
↑3 | DE MARTINO, Ernesto: Morte e pianto rituale nel mondo antico. Dal lamento funebre antico al pianto di Maria. Bollati Boringhieri, Torino, 2008 |
↑4 | GINZBURG, Carlo: El queso y los gusanos. El cosmos según un molinero del siglo XVI. Muchnick, Barcelona, 1982 |
↑5 | GINZBURG, Carlo: Historia nocturna. Las raíces antropológicas del relato. Península, Barcelona, 2003 |
↑6 | PINNA, Tomasino: La Inquisición en Cerdeña. El proceso de Julia Carta. Institución Fernando El Católico, Excma. Diputación de Zaragoza, Zaragoza, 2019, p. 331 |
↑7 | BECCARIA, Cesare: Dei delitti e delle pene. Einaudi, Torino, 1994. p. 41 |