Esencia y vecindad del sueño en Novalis
Comentario a MARTÍN NAVARRO, Alejandro: La nostalgia del pensar. Novalis y los orígenes del romanticismo alemán. Thémata/ Plaza y Valdés, Sevilla, 2010. Para escribir sobre Friedrich von Hardenberg habría que empezar con una palabra mágica o un conjuro. Tal vez sería Minne nuestra contraseña. Como muchos otros, no conocí en mi primera juventud el encanto […]
Desde la ventana, el bosque: sin otra cosa que ser
Leer a Heidegger requiere paciencia. Al acercarnos a su lectura, algo nos retiene y pregunta. ¿Para qué Heidegger? Puede que el fervor inicial de tal pesquisa haya sido superado por la ambigüedad de lo que la impulsa. Hemos tocado la zona del pensamiento en la que se confunden lo que desagrada y fascina, lo que […]
Sólo la verdad puede aún salvarnos: acerca de los «Cuadernos Negros» de Heidegger
Hagámonos entonces las preguntas necesarias como, por ejemplo, ¿de qué tratan los Cuadernos? Responderemos: los temas son numerosos y diversos. ¿Cómo se habla de ellos? En un estilo esencial –notas más o menos desarrolladas- y a menudo muy polémico. Habría que empezar por ofrecer algunas muestras, como las relativas a Nietzsche, de quien Heidegger afirma que «no se dio cuenta de que su derrocamiento del platonismo, es decir, el planteamiento de la vida como la realidad fundamental exclusiva –un planteamiento que también vuelve obsoleta la discernibilidad entre el más acá y el más allá-, en el fondo tenía que obrar en sentido contrario a su más íntimo objetivo del hombre superior y logrado (los grandes ejemplares), pues con aquel planteamiento queda legitimada por sí misma la masificación de lo viviente y de su apremio a vivir.
La Menorah política de Franz Rosenzweig
Lo que separa profundamente a Rosenzweig de Schmitt es lo más teológico de su teología política. Me refiero a las consecuencias absolutas que el primero obtiene del desmentido de lo histórico. Esto hace que su tesis doctoral nazca tardía, muerta. De tal manera que la celebración hegeliana será también un rito fúnebre, pues pocas veces ha sido tan significativo el lapso temporal trascurrido entre el inicio y el término de una investigación académica. Pero también, a la vez, habría que apuntar a su resistencia o reincidencia en lo judío. Pues bien es en ese contexto en el que tendríamos que plantearnos lo enigmático del título que propongo para mi reseña. Y que ya se ve que tiene que ver con la simbología, con una política del símbolo. Para ser más precisos con una simbología judía de lo político.
Cerrar nuestros ojos, renunciar a nuestras bocas: (Rilke y la imagen I)
Más que una evolución cronológica de las concepciones de Rilke sobre el tema, este aprender a ver forma parte de una dialéctica permanente entre el deseo de dominar lo visible y la sumisión a lo que es tan visual como, por lo mismo, inmanejable. ¡Qué difícil será no ejercer la violencia de la mirada! Violencia que consiste en querer apropiarse de impresiones cuya especificidad es precisamente imponerse, impresionar al sujeto sin que éste pueda hacer nada al respecto. El resurgimiento de la imagen que sufre el poeta no se realiza, por tanto, de la manera feliz que había imaginado sobre Rodin, sino que es tan terrible como verlo a él mismo.