Indudablemente en nuestro país ha existido una época en la que el despilfarro no se consideraba tal y se practicaba con entusiasmo en toda nuestra geografía.
Sin embargo, se hace y se ha hecho mucho hincapié sobre los ostentoso recuerdos de esos años dorados y muy poco sobre el sobrecoste que han supuesto estas obras en relación a lo presupuestado inicialmente.
El caso que en estos momentos esta copando las primeras paginas de las principales editoriales de nuestro país es, la dura negociación que existe entre los contratistas españoles y el gobierno de Panamá por solucionar los contratiempos que han surgido en la ampliación del Canal de Panamá.
La paralización actual de la obra se debe a la estimación de unos sobrecostes de 1.600 millones de euros reclamados por el consorcio encargado de la obra, capitaneado por la española Sacyr.
Es posible que a todos nos ronden por la cabeza las siguientes preguntas: ¿Es normal que surjan semejantes sobrecostes a mitad de obra? ¿Se trata de un error de cálculos o es una estrategia intencionada?
En el articulo publicado por José J. Alonso en el diario Qué.es, se trata de este asunto en profundidad y menciona que «el aumento de los presupuestos iniciales es algo habitual en las grandes obras» y, no solo en España.
Ocho de cada diez obras licitadas por las administraciones públicas acarrean sobrecostes, a pesar de que la ley vigente establece que debe ser un recurso excepcional.
Los sobrecostes presupuestarios de Obra Pública: ¿Error de Cálculos, Picaresca o Estafa?
Viendo casos tan flagrantes como el anteriormente mencionado, nos puede surgir el dilema de sospechar sobre las practicas de las grandes constructoras a la hora de la consecución de los proyectos presentados en los concursos públicos.
El experto en políticas de infraestructuras y profesor de la Universidad de Oxford Bent Flyvbjerg, estudió en 2009 cómo se había desviado el coste de las obras en 20 países de todo el mundo a lo largo de los últimos 70 años.
Su trabajo llegaba a la conclusión de que el 90% de los proyectos no consiguió cumplir el presupuesto y casualmente la desviación era siempre al alza. Y el problema no era solo que se superaba con creces el objetivo de gasto, sino que tampoco se cumplían las previsiones de uso, que acostumbraban a ser superiores a las reales. Lo más sorprendente son las conclusiones a las que llega Flyvbjerg de sus trabajos. “Nuestra investigación muestra que la principal causa del exceso de costes es la subestimación de costes durante la planificación del proyecto. Y las principales causas de esa subestimación son: el optimismo y la tergiversación estratégica” de los políticos cuando presentan los proyectos.
El académico utiliza otras palabras, pero su argumentario casa a la perfección con las afirmaciones del exalcalde de San Francisco. “El optimismo no es deliberado. Una estimación de costes optimista es baja, lo que lleva a los excesos de costes posteriores. La tergiversación estratégica es deliberada y se hace para que los proyectos se vean bien sobre el papel, para obtener la aprobación y la financiación”, señala.
Fuente: El País
El objetivo principal de las constructoras es comenzar la obra, independientemente del presupuesto inicial con el que cuenten y, si a mitad de obra surgen inconvenientes con los sobrecostes, los entes públicos no tendrán mas remedio que inyectar más dinero para finalizarlo porque, paralizarlo o destruirlo supondría aun más costes.
Posición de superioridad de las constructoras que según las estadísticas y los estudios, saben explotar muy bien porque, la mayor parte de los organismos públicos pasan por el aro y, no piden explicaciones y/o responsabilidades a las empresas o conglomerado de empresas encargados de las obras. Sin embargo, el gobierno de Panamá parece que no va a pasar tan fácilmente por el aro sin pelear antes y esto, es una noticia que esta levantando mucha expectación mediática y gracias a ello vamos conociendo más datos sobre las practicas cuanto menos sospechosas de las grandes constructoras.
El Organismo Supervisor
Para evitar las practicas abusivas o que vulneran la libre competencia existen organismos supervisores que tratan de ser los «árbitros» haciendo cumplir el «juego limpio» en la contratación de obra pública.
En el caso de las licitaciones de obras publicas existe un organismo supervisor. Este supervisor es la Comisión Nacional de la Competencia.
La Comisión Nacional de la Competencia tiene publicada una guía en su pagina web, en la cual define su principal labor como:
La salvaguarda de la libre competencia es un principio inspirador de la normativa de contratación pública, y está presente de forma indirecta en el resto de principios que la informan, incluyendo los de libertad de acceso a las licitaciones, la publicidad y transparencia de los procedimientos y los de no discriminación e igualdad de trato de los candidatos.
Según continua esta guía, en la elaboración de las normas de contratación pública, el legislador ha tenido en cuenta el respeto a los principios de competencia para conciliarlos con otros objetivos de interés público, tales como la eficiencia en la utilización de los fondos públicos, la agilidad en la gestión de los procedimientos de contratación y el control del gasto. Sin embargo, las normas de contratación pública contemplan un amplio grado de discrecionalidad de los órganos de contratación a la hora de tomar decisiones que configuren el proceso de licitación pública.
La adjudicación de los contratos públicos se realiza en base a una serie de criterios cualitativos y cuantitativos entre los cuales se encuentran, la experiencia previa, el correcto cumplimiento de otros contratos públicos y, como no, los precios y tarifas ofertados en la licitación.
¿Sin embargo, este organismo controla o investiga a profundidad los sobrecostes surgidos durante las obras?
Veamos algunos ejemplos de sobrecostes en obras publicas de nuestro país (entre otras muchas):
Ciudad de las Artes y las Ciencias:
- Presupuesto inicial: 308 millones de €
- Presupuesto final: 1.281 millones de €
Esto solo en cuanto a la construcción ya que el mantenimiento y las reparaciones por la ruinosa construcción son considerables.
Dejo a continuación una web sobre los desastrosos proyectos de Santiago Calatrava
La Ciudad de la Luz:
- Presupuesto inicial: 100 millones de €
- Presupuesto final: 350 millones de €
La Ciudad de la Cultura:
- Proyecto 20 millones más caro que lo permitido en el concurso. El coste se ha triplicado y aún esta por construir.
AVE Madrid-Barcelona:
- Presupuesto inicial: 6.822,83 millones de €
- Presupuesto final: 8.966,7 millones de €
Túneles de la M-30:
- Presupuesto inicial: 2.500 millones de €
- Presupuesto final: 3.500 millones de €
Estaremos atentos al desenlace del «Caso del Canal de Panamá» y veremos si sirve para sentar una actitud más critica y responsable sobre los sobrecostes en la obra publica.