Voy a presentaros un pececillo que capturé hace poco; una prueba evidente de que en el río Guadiana a su paso por mi ciudad (Badajoz) contamos con una nueva especie exótica invasora: el alburno. Este pequeño formaba parte de un cardumen de especímenes que nadaban junto a la orilla. Le tomé una foto, para presumir de “buena pieza”, y lo devolví al agua.
El alburno o ablete (Alburnus alburnus) es un ciprínido de pequeño tamaño proveniente del continente europeo, que fue introducido ilegalmente en la Península Ibérica como “pez-pasto” para otras especies piscícolas muy apreciadas por los aficionados a la pesca deportiva, como el lucio y la perca americana o black bass. Puesto que estas dos especies (también introducidas) están diezmando a nuestros ciprínidos autóctonos, algunos pescadores sin escrúpulos pensaron en importar al alburno, un sustituto con mayor empuje.
Por supuesto, la llegada del alburno no hizo más que poner las cosas más difíciles, tardando muy poco en saltar de cuenca fluvial en cuenca fluvial. Este pez agresivo y fecundo ahora ya está en el Guadiana compitiendo con nuestros peces.
Para tratar de paliar la situación, se promulgó el actual Real Decreto que regula el Catálogo español de especies exóticas invasoras, donde entre otras muchas cosas, reza lo siguiente:
1. La inclusión de una especie en el catálogo de especies invasoras, conlleva la prohibición genérica de su posesión, transporte, tráfico y comercio de ejemplares vivos o muertos, o de sus restos o propágulos. Esta prohibición podrá quedar sin efecto, previa autorización administrativa de la administración competente, cuando sea necesario por razones de investigación, salud o seguridad de las personas.
2. La inclusión de una especie en el catálogo, conlleva la prohibición de su introducción en el medio natural en el ámbito del territorio nacional.
3. Los ejemplares de las especies incluidas en el catálogo que sean extraídos de la naturaleza no podrán ser devueltos al medio natural. Esta prohibición podrá quedar sin efecto en los supuestos de investigación, salud o seguridad de las personas, previamente autorizada por la autoridad competente.
En pocas palabras, significa que si alguien captura un ejemplar de una especie invasora, como el alburno que retraté, está obligado por ley a sacrificar a dicho animal en el acto. No puede transportarlo, ni mantenerlo en cautividad, ni mucho menos liberarlo.
Sabiendo que el alburno es invasor y la ley me obliga a sacrificarlo, ¿por qué me decidí a liberarlo? Porque tengo mis razones.
Lo primero, es que no estoy dispuesto a mancharme las manos de sangre sacrificando unos cuantos animales que están fuera de su sitio. Unos cuantos peces menos no van a solucionar el problema del alburno, siendo este un pez tan prolífico. De hecho, me pregunto si se podrá solucionar algún día.
Y lo segundo, es más delicado. ¿Acaso pensáis que en el catálogo de especies exóticas invasoras solo hay peces, cangrejos y mejillones? También hay visones americanos, tortugas de Florida y pájaros tan pintorescos como el pico de coral. Es posible que no podáis empatizar con un inexpresivo alburno, pero ¿seríais capaces de degollar sin miramientos un pajarillo si algún día os encontráis uno?
Ese es mi motivo. Si carezco de la sangre fría para matar sin más un pájaro, tampoco lo haré con un alburno. Conmigo que no cuenten para sacrificar animales invasores.
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Grandes palabras…