Parte IV: De la guerra a la paz
La paz se pudo, se puede y se podrá construir. Depende de la voluntad política.
La destrucción y la catástrofe humanitaria siguen en Ucrania. Los medios omiten que hay soluciones viables y que los países ricos, particularmente EEUU, juegan un papel clave. Rusia es culpable de iniciar y alargar una invasión criminal y sangrienta, pero EEUU y, en menor medida, Europa también tienen responsabilidad en la gestación y resolución de esta guerra. El fin de la guerra depende de que Putin alcance sus objetivos por la fuerza, de su derrota militar… o de que EEUU acepte negociar soluciones viables junto a Rusia.
¿Qué opciones hay de parar la guerra y resolver el conflicto subyacente por la vía diplomática?
Noam Chomsky ha dicho que “este conflicto es el más peligroso y a la vez el más fácil de resolver”. Las opciones son conocidas. Un punto de partida son los acuerdos de Minsk II. Fueron acordados por Rusia y Ucrania bajo el auspicio de la OSCE con la mediación de Francia y Alemania y fue aprobado por unanimidad en la ONU. Tanto los países participantes como EEUU y Reino Unido se han mostrado favorables a trabajar en esta línea en algún momento, pero no han avanzado en su implementación e incluso la han prevenido, especialmente EEUU, quien no participó en las negociaciones.
Minsk II tiene 13 puntos, entre los que pueden destacarse: Alto el fuego bilateral, retirada de las tropas rusas, desarme de todos los grupos ilegales, restablecimiento de la soberanía y control de las fronteras de Ucrania y reforma constitucional para la descentralización con un alto grado de autonomía para Donetsk y Lugansk. Este último punto es precisamente el más conflictivo. Zelenski se opone al gobierno autónomo del Donbás y Putin podría lograr su anexión por la vía militar.
Por otro lado, tanto Rusia como Ucrania han aceptado negociar sobre Crimea y no hay mucho que discutir al respecto. Ambos países también han realizado propuestas de paz basadas en un estatus neutral de Ucrania, es decir, fuera de la órbita militar tanto de Rusia como de la OTAN. Un acuerdo de este tipo requeriría el compromiso de no agresión por parte de Rusia y, posiblemente, otro compromiso por parte de EEUU y países europeos de defender a Ucrania en caso de agresión (estos países no han aceptado esta posibilidad por el momento). Además, podría incluir la entrada de Ucrania en la UE, algo que ha sido aceptado por Ucrania y Rusia. El principal obstáculo es EEUU, que se opone a negociar sobre la renuncia de Ucrania a ingresar en la OTAN.
Minsk II y la neutralidad de Ucrania pueden servir como punto de partida sobre el que alcanzar más acuerdos. Cabe recordar que Zelenski llegó a la presidencia con la promesa y mandato de construir la paz. A Rusia no parece interesarle una prolongación indefinida de la guerra con el riesgo de que Ucrania se convierta en otro Afganistán. Europa y el Sur Global podrían beneficiarse de relaciones más pacíficas con Rusia.
Johan Galtung, el fundador de los Estudios para la Paz, propone también políticas de identidad lingüística prudentes, políticas fiscales regionales, regulaciones de importación-exportación entre Rusia y la UE, moderación de la OTAN y reinstauración del Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio, un asunto clave para Rusia después de que EEUU abandonase el tratado en 2019. Actualmente, el único límite al armamento nuclear está fijado por el acuerdo entre Rusia y EEUU START III en 700 sistemas balísticos de más de 5.500 kilómetros de alcance y 1.550 cabezas nucleares para cada país.
Semanas antes de la invasión, el activista e investigador para la paz Vicenç Fisas envió una propuesta concreta a las diplomacias españolas y europeas. Dicha propuesta parte del principio de seguridad compartida para establecer programas de defensa no ofensiva y no provocativa, recuperando el espíritu de la CSCE de 1975 y el Código de Conducta sobre Aspectos Políticos-Militares de la Seguridad de la OSCE de 1994. Se acordaría implementar progresivamente medidas de confianza orientadas a la desmilitarización, la no agresión, la no amenaza y la no enemistad. Se establecerían mecanismos adecuados para que participen en su diseño los diferentes actores implicados. Los acuerdos serían vinculantes y se incorporarían a todas las legislaciones de los países miembros de la OSCE.
Esta propuesta no fue respondida, pero sigue teniendo vigencia y va en la línea de otras propuestas como las del International Crisis Group o del IMEMO, el centro de estudios internacionales más importante de Rusia, cuyo presidente firmó junto a un diplomático estadounidense y exasesor de Barack Obama.
Alcanzar la paz seguro que implica una negociación difícil, pero puede que a Putin le interese llegar a un acuerdo. Tal vez no, pero la diplomacia puede, al menos, intentarse. Hay oportunidad de alcanzar un alto el fuego mediante y para la construcción de un orden mundial más justo y menos belicista. De momento, la estrategia de la superpotencia global es no sentarse a negociar y favorecer la escalada bélica. Está en manos de Europa presionar para que se avance hacia la paz.
Una versión en inglés de este artículo ha sido publicada en Propaganda in Focus