I – Comenzando por el principio
El lenguaje, como se conoce es la estructura del pensamiento, pero también es considerado como el nivel básico donde se reproducen las relaciones de poder. El discurso del hombre. Está irremediablemente inserto en un marco que define la utilización de determinado lenguaje en el cual, soterrada e imperceptiblemente se equilibra el ejercicio de poder que él ejerce.
El lenguaje que estructura el pensamiento moderno de tipo analítico está acostumbrado a separarse y organizarse en oposiciones binarias: bien/mal, naturaleza/cultura, civilizado/salvaje, alma /cuerpo, literal/ metafórico, así sucesivamente. Un término fuerte, otro débil, establecen en estos pares la relación de dominio de uno sobre otro. Así ha organizado la metafísica occidental el sistema de pensamiento por el cual se rige el mundo. Salirse de ese círculo occidentalista, en el cual el ser humano no es capaz muchas veces de desenmarcarse para recorrer otros horizontes, es una labor titánica.
Para poder identificar, ordenar y decodificar este sistema de signos en un texto, el Estructuralismo sentó las bases estableciendo su orden y jerarquía; una vez que este esquematiza la estructura profunda –y por tanto la existencia de las relaciones de poder- entonces la deconstrucción posestructuralista[1]Término que comienza a utilizarse en los ´60, su moda en los ´70 y en el ´80 los debates postmodernos. El posestructuralismo lleva a cabo una crítica de aquellas formas de discurso dominantes en Occidente, los relatos hegemónicos. es capaz de criticarla e ir más allá, descomponiendo el principio de la estructuralidad que tiene su base en un centro u origen.
El método deconstructivo permite subvertir la relación de poder entre estos pares. Subvirtiendo la jerarquía establecida se deconstruye la autoridad del origen (término fuerte). Esto quiere decir que podemos dignificar el término débil. No es posible deconstruir una estructura desde fuera, sino desde dentro utilizando los mismos principios[2] Como lo hizo Nietzsche utilizando el mismo principio de la causalidad para invertir la hegemonía de los pares. Llega a la deconstrucción utilizando el par causa/efecto.. Deconstruir es entonces -como afirmara en su momento el teórico Jonathan Culler[3] Jonathan Culler. Sobre la deconstrucción. Teoría y crítica después del estructuralismo. (versión digital). más que una filosofía, un cambio de las categorías filosóficas o de los intentos filosóficos de dominio.
Y como haciendo pleno el ejercicio de la libertad, la deconstrucción posestructuralista se ofrece como ese método capaz de emancipar al hombre de la misma retórica convencionalista que lo impulsa hacia una lógica estructural de pensamiento gastada en sí misma, lo libra del peligro de caer en el mismo discurso que podría estar impugnando.
II – Cuidado, hay perro
La propuesta cinematográfica de Lanthimos, Kynódontas «caninos» parece subvertir las estructuras de poder que impone la sociedad cuando el padre de familia decide recluir a sus hijos en la casa. Realmente a lo largo del filme no se exponen de manera explícita los motivos por los cuales hace esto, pero se asume que desea alejarlos de la nocividad de la sociedad malsana que se está desarrollando.
Esto es necesario verlo desde dos puntos de vista: por una parte, si se asume que esta acción estaba encaminada a que los tres hermanos no conocieran la manera que tienen las sociedades de funcionar, pues es necesario aplaudir el desempeño del padre –¿cómo van a saberlo si hasta el lenguaje, relacionado con el exterior, lo tienen distorsionado?– en principio –al final del filme la hermana mayor lo termina descubriendo, así que su gestión de cabos sueltos no fue muy eficiente–. Por la otra, los espectadores saben que el remedio fue peor que la enfermedad, pues lo que provoca es la reproducción de las mismas distribuciones arbitrarias al interior de la Quinta.
Él se convierte en el creador, apoyado por la madre, de un sistema opresivo que limita las capacidades cognoscitivas de los jóvenes a sus intereses. Para evitar el contacto con el exterior le retira las etiquetas a la comida, guarda el teléfono en la caja fuerte de su habitación, trastoca una canción de Frank Sinatra para dejar bien claro cuáles son los valores de amor y orgullo en los que ellos creen, coloca una valla gigante en el jardín que impide la visualidad. Crea las condiciones para ser el centro de la vida de los jóvenes y que estos no se vean contaminados por la sociedad fuera de esas paredes –ni siquiera la conozcan–.
El fallido intento de alterar, por parte del padre, las estructuras de poder/sumisión, en la que las sociedades se basan, trae como resultado desplazamientos importantes en el par perro/hombre[4]Este par binario surge del principio de dominación que el hombre, por antonomasia, ejerce sobre los animales. En este caso se escoge de manera específica el perro por las características del filme.. En esta pareja es considerado el hombre como ser superior por estar llamado a dominar al animal, pero también por tener el raciocinio suficiente como para controlar sus instintos e interactuar con el ambiente con lógica y conocimiento cultural. Sin embargo, en el comportamiento de los jóvenes, el perro es quien gana en superioridad.
En varios momentos de la película se asocian características y/o conductas propias de los canes a estos muchachos. Por ejemplo, la fidelidad que desarrollan estos animales con respectos a sus dueños les permite no dudar de las acciones que estos llevan a cabo, incluso cuando son productos del regaño; sucede de manera semejante con los hermanos cuando no cuestionan torturas como sostener un buche de enjuague bucal el tiempo que se le exija. Igualmente ocurre con el lenguaje, pues no se trata de cuántas palabras pueda entender un perro, sino el significado que su dueño le quiera dar. A partir de esa acepción, esté tergiversada o no, el perro desarrolla determinada conducta consecuente con los intereses del dueño; los hermanos reciben un lenguaje distorsionado por deseos de sus padres y sin cuestionamientos -como podría hacerlo un can- lo incorporan de manera espontánea. Así pasa con teléfono, que lo entienden como salero.
Se considera que los perros son capaces de manipular a otros de su especie y a los humanos para conseguir recompensas. En una escena que comparten Cristina y la hermana mayor, esta última amenaza a la desconocida, para que le preste las películas, con delatarle a sus padres que Cristina le ha hecho lamerle su vagina –la hermana usa teclado, producto de la descolocación–. Este gesto de lamer, colocarse en cuatro patas, que en ocasiones van juntos, –característica de los canes- son practicados por los muchachos en muchas ocasiones, incluso se le asocia determinado placer.
«Según El investigador canino Stanley Coren, de la Universidad de British Columbia en Vancouver (Canadá) (…) se puede distinguir entre tres tipos de inteligencia canina: la instintiva, la adaptativa, la de trabajo y obediencia»[5] ¿Cuántas palabras humanas entienden los perros? (último acceso: 24 de mayo de 2019) . Esta categorización para los perros se puede ajustar de manera total a los hijos, pues la adaptativa ya se había visto con las cuestiones de las palabras. Mientras que la asociada al trabajo se puede constatar en una escena que comparten la hermana mayor y Cristina, cuando la primera declara que está pasando la aspiradora para eliminar las bacterias.
La instintiva es comprobable en varios momentos. Por una parte, están las secuencias relacionadas con el sexo, pues el padre contrata los servicios de Cristina para que el hermano se desfogue con ella. Se trata solo de satisfacer la necesidad animal de copular, pues el placer es mínimo y el amor ni siquiera existe en un acto tan mecánico como ese. Una vez que Cristina traiciona la confianza de la familia, se lleva a cabo el incesto. Los hermanos no lo asumen como una práctica vergonzosa –los perros tampoco lo hacen– porque no consta dentro de sus normativas culturales como un acto degenerativo.
Por otra, la escena del gato –no es una gratuidad que escojan al animal opuesto al perro por antonomasia–. El hermano lo mata porque lo considera una amenaza y ni siquiera conoce las intenciones del animal o si es agresivo. Actuó de la misma manera que si hubiese sido un can: por instinto.
A partir de esa escena se desarrolla otra que constituye un punto álgido en este desplazamiento. El padre los adoctrina en el entendimiento del gato como animal peligroso y cómo pueden defenderse. Los hace actuar como perros desde la posición a cuatro patas hasta el ladrido. Los jóvenes van desarrollando un comportamiento que el director presenta como sutil, pero después va ganando fuerza y literalidad en las actitudes.
Cabría entonces preguntarse si los hijos tendrán la posibilidad de salir en algún momento. La respuesta a esa pregunta se da en dos sentidos fundamentalmente, y los dos tienen que ver con el perro. La primera manera de respuesta, Lanthimos la ofrece a través de una secuencia completa que el padre desarrolla en la perrera. Quiere recoger a su mascota, pero el entrenador le comenta que no puede salir del centro porque no ha completado su entrenamiento. Lo más interesante es que en cierta medida expone, de forma simbólica, la intención de los padres para con los hijos:
«Un perro es como arcilla. Nuestro trabajo es moldearla. Un perro puede ser dinámico, agresivo, un luchador, cobarde o cariñoso. Requiere trabajo, paciencia y atención (…) Nosotros estamos aquí para determinar qué comportamiento debería tener el perro. ¿Quiere una mascota o un amigo, un compañero o un guardián que respete a su maestro y obedezca sus órdenes?»[6]Yorgos Lanthimos, Kynódontas (2009) 24’’57’’-27’’47’’
La otra respuesta que ofrece el director es a través de explicar de manera literal cómo salir de la casa en voz del padre. Los hijos estarán preparados para salir una vez que se le haya caído uno de los dos colmillos, pero la forma más segura de salir es en el auto y solo se podrá manejar una vez que haya salido uno de los colmillos. Más allá de reflexionar sobre la falsa esperanza que siembra esa idea, es importante señalar que el boleto de salida es el diente, que es el incisivo que le sirve al perro de ataque y de defensa, lo define como animal, es su símbolo de poder, y para obtener la libertad, debe renunciar a su propia naturaleza.
El desenlace de la película podría verse desde la perspectiva en que finalmente la naturaleza racional del hombre se impone en la hermana mayor ante el estímulo de las VHS y modifica el comportamiento canino que hasta ahora había tenido. Esto precipita sus decisiones de golpearse y huir. Sin embargo, podría pensarse igualmente desde la conducta de un can.
«La agresividad por dominancia es un tipo de agresividad que se manifiesta hacia las personas que conviven normalmente con el perro, es decir, la familia. (…) el perro manifestará una conducta agresiva únicamente cuando se entre en competencia con él por algún recurso o cuando la persona haga algo que el perro perciba como un gesto de dominancia»[7]S. García- Belenguer y J. Palacio, Caso clínico: agresividad por dominancia (Departamento de patología Animal, Universidad de Zaragoza) pp.243-244 .
La hermana mayor identificó la actitud dominante que sus padres estaban ejerciendo sobre ella y huyó, pero no sin antes sacarse los caninos a golpes. ¿Por qué no huir directamente? Quizás la respuesta a esta pregunta está asociada con renunciar totalmente a todo aquello que puede atarla a ser comprendida como un perro, incluso sus incisivos. Se trata de cambiar su conducta como un can, huir de la sumisión que la ha llevado a comportarse como tal y desligarse completamente de todo vestigio de esa realidad, como es el caso de los colmillos.
Es necesario decir que este comportamiento agresivo de la hermana mayor no es un as bajo la manga del director, sino que fue una idea que se iba presentando de manera sutil. El estilo competitivo que desarrollaron los dos hermanos mayores estaba basado en la preeminencia de uno sobre el otro, se puede ver en las peleas por el avión de juguete, donde terminaban golpeándose. Incluso, en una de ellas el hermano fue poderosamente lesionado con un cuchillo. Esto quiere decir que ella lentamente deseaba, y quizás sin saberlo, ser la líder de la manada.
Como tributo a la comprensión de que el perro es un elemento importante y reiterativo puede pensarse también en símbolos como el propio nombre del filme. Quizás la referencia está encaminada hacia los dientes, pero también pudiera estar orientada al sustantivo que nombra a los tres hermanos. Asimismo con la entrada definitiva del perro a la familia como sustituyente de la hermana que huyó.
A simple vista pudiera parecer una película que trata de subvertir las configuraciones de poder en las que el mundo se organiza a través del recurso del aislamiento. Lo cierto es que solo las reproduce, pero como consecuencia sí genera desplazamientos a nivel de personajes. El perro entendido como término débil en el principio de dominación histórica que entabla con el hombre, logra preponderarse; no en la visión general del filme -que evidentemente está regido por las tradicionales estructuras de dominancia- sino al interior de los tres hermanos. La naturaleza humana de ellos, en su sentido racional y lógico, se ve cuestionada por la conducta canina de sometimiento, obediencia, respeto, fidelidad, instinto.
Esta situación pudiera interpretarse como el estado bruto
de la sumisión porque, si bien siempre ha existido explotador/explotado o
amo/esclavo, este último ha estado consciente de su condición y ha tratado de
cambiarla dada las condiciones. Los materiales audiovisuales y literarios se
enfocan en cómo el explotado/esclavo/obrero va a cambiar su status, porque ya
los creadores le ofrecen al público la información, en modo premisa, de que
estos sujetos saben a lo que están siendo sometidos. Pero aquí el espectador asiste a todo el
proceso desde el principio, recibiendo un estado puro de sometimiento desde la
ignorancia. Por tanto, el realizador se enfoca mucho más en mostrar los elementos
que tributan a la dictadura y cómo estos dan al traste con el descubrimiento de
la hermana mayor de su condición sumisa, relegando al final abierto la manera
en que esta actuará a partir de su revelación.
Bibliografía
«¿Cuántas palabras humanas entienden los perros?» Muy Interesante. s/f. (último acceso: 24 de mayo de 2019).
«Cátedra de Cine Ciudad Abierta.» Interpretación Semántica de Canino (Kynodontas) 2014 (último acceso: 23 de mayo de 2019).
Culler, Jonathan. Sobre la deconstrucción. Teoría y crítica después del estructuralismo. s/f.
García-Beleguer, S., y J. Palacio. «Caso Clínico: agresividad por dominancia.» Clínica Veterinaria de Pequeños Animales (Averpa), 1999: 243-248.
García-Dussan, Éder. «Autoridad, Legitimidad y realidad social en la película Kynódontas de Giorgos Lanthimos». Romanica Olomucensia, 2014: 217-228.
González-Llanes, Mario. «Descifrando «Caninos» de Yorgos Lanthimos» Amberes. Revista Cultural. 11 de mayo de 2016. (último acceso: 24 de mayo de 2019).
León, Jesús. ««Canino», orginal fábula sobre el aislamiento que no deja indiferente». Espinof. 11 de mayo de 2010. (último acceso: 24 de mayo de 2019).
Vásquez, Adolfo. «Raúl Ruiz; La poética del cine y la deconstrucción de la teoría del conflicto central». Diseño Urbano y Paisaje, 2008: 2-13.
Referencias
↑1 | Término que comienza a utilizarse en los ´60, su moda en los ´70 y en el ´80 los debates postmodernos. El posestructuralismo lleva a cabo una crítica de aquellas formas de discurso dominantes en Occidente, los relatos hegemónicos. |
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↑2 | Como lo hizo Nietzsche utilizando el mismo principio de la causalidad para invertir la hegemonía de los pares. Llega a la deconstrucción utilizando el par causa/efecto. |
↑3 | Jonathan Culler. Sobre la deconstrucción. Teoría y crítica después del estructuralismo. (versión digital). |
↑4 | Este par binario surge del principio de dominación que el hombre, por antonomasia, ejerce sobre los animales. En este caso se escoge de manera específica el perro por las características del filme. |
↑5 | ¿Cuántas palabras humanas entienden los perros? (último acceso: 24 de mayo de 2019) |
↑6 | Yorgos Lanthimos, Kynódontas (2009) 24’’57’’-27’’47’’ |
↑7 | S. García- Belenguer y J. Palacio, Caso clínico: agresividad por dominancia (Departamento de patología Animal, Universidad de Zaragoza) pp.243-244 |
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