¿Cómo es posible que en el mundo en qué vivimos haya tantas guerras; guerras en que impunemente se mata a niños y adolescentes inocentes y en las que, sin duda, destroza el planeta Tierra en que vivimos, hogar de la especie humana, junto con múltiples especies vegetales y animales sin las cuales no podríamos vivir? Nos estamos comportando peor que cualquier otra especie animal ¿Somos realmente conscientes de las diferencias existentes entre la especie humana y cualquier otra especie animal?
La especie humana es empática. Hay otras especies animales, como los elefantes que también están dotadas de empatía. Pero hay varias cosas que distingue la especie humana, Homo sapiens, de cualquier otra especie animal. En primer lugar es la única capaz de pensar y la única que sus miembros pueden experimentar el llamado, proceso de humanización por el cual pueden ser cada vez más humano.
El científico Eudald Carbonell, experto en evolución humana, considera necesario avanzar en la conciencia de especie para «que el objetivo colectivo no sea solo sobrevivir sino mejorar como especie», porque solo si somos capaces de transformar y socializar la conciencia colectiva y de especie podremos evitar «el colapso de la humanidad».
El problema reside en que, en estos momentos, muchos miembros de la especie humana no tienen conciencia de especie, conciencia de que pertenecen a la especie Homo sapiens. Nuestro sistema económico-social no ha propiciado el que la especie humana sea empática, social y solidaria, lo cual ha conducido a que, en estos momentos, existan dos grupos muy diferentes de Homo sapiens: uno empático y solidario y otro dispuestos a matar a niños y adolescentes en busca de más y más dinero o trozos más grandes del planeta Tierra.
Carbonell, y otros muchos intelectuales de distintas ramas del saber, considera que para evitar el colapso de la especie los humanos tenemos que dirigir nuestro proceso evolutivo porque «no puede ser que el azar o la naturaleza dicten cómo tenemos que evolucionar en el planeta».
Sin duda ninguna estamos frente a dos grupos radicalmente distintos de una misma especie biológica: uno de ellos ha avanzado mucho en el proceso de humanización y como consecuencia es empático, social y solidario y otro que no ha avanzado nada en ese proceso y de cuya conflictividad y su manera de comportarse, sin duda ninguna, depende el futuro de toda la humanidad.
Es obligación de los miembros de nuestra especie que son realmente «humanos», decir alto y claro NO A LA GUERRA y hacer lo posible para que acaben todas las guerras. Estos seres «humanos», hace unos años, que, pensando como seres empáticos, sociales y solidarios, decidieron crear un mundo nuevo a través de diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible, porque estaban pensando en los generaciones futuras, en la actualidad, niños y adolescentes.