Los bosques son un recurso natural renovable, lo mismo que el agua y sin ninguno de ellos podríamos vivir. La diferencia entre ellos reside en el tiempo que tardan en renovarse. El agua tarda mucho menos tiempo para renovarse que los bosques. Sin embargo, sin ninguno de ellos podríamos vivir.
En 1966, el economista británico Kenneth Boulding (1910-1993) publicó un ensayo titulado Economía de la nave espacial Tierra. En ese ensayo, Boulding utiliza la metáfora de la «nave espacial Tierra» para poner de manifiesto que el planeta Tierra es un sistema cerrado, es decir, sin posibilidad de tirar por la borda ningún material de cualquier clase y con una cantidad limitada de recursos.
Para terminar este ensayo, Boulding señalaba: «Los problemas que nos va a presentar la nave espacial Tierra de ningún modo son todos problemas futuros y hay que prestar mucha más atención a estos problemas de los que les prestamos en la actualidad».
Sin embargo, a juicio de muchos estudiosos, no es el actual sistema económico-social el que puede abordar el problema, pues sus instituciones están apoyadas por legiones de intereses que se oponen a un cambio fundamental, sino la acción de mujeres y hombres que están vislumbrando las enormes posibilidades que tienen por el simple hecho de ser, realmente, seres humanos, que sienten la obligación transformar su modo de vivir, contribuyendo a la creación de una sociedad sostenible y no basada en una que está conduciendo a la especie humana a un inminente colapso.
El escritor norteamericano Norman Mailer (1923-2007), pensaba de forma parecida. Para él «es posible que la tecnología acabe con la Humanidad. Parece llegada la hora de preguntarnos si no será el siglo XXI el último siglo antes de que nuestra presencia en la Tierra toque a su fin».
Pensando en el mundo qué debemos dejar a nuestros hijos, la Organización de Naciones Unidas convocó diversas reuniones destinadas a resolver los problemas mundiales que han surgido debido a una actividad humana que ignora que vivimos en el planeta Tierra, un sistema cerrado.
Una de esas reuniones tuvo lugar en junio de 1992 en Rio de Janeiro (Brasil). En Río de Janeiro se crearon cinco documentos: dos acuerdos internacionales o convenios. Uno de ellos fue la Declaración de Principios Relativos a los Bosques.
Según he leído, la negociación del documento se complicó debido a las demandas de los países en desarrollo que pedían un aumento de la ayuda extranjera, con el fin de pagar por las reservas forestales. Los países desarrollados se opusieron a esas demandas y el documento final fue solo un compromiso, sin fuerza legal. Un compromiso por el cual, legalmente, no se puede evitar que los países desarrollados sigan explotando sus recursos forestales.
¿Por qué los bosques son tan importantes?
Los bosques son importantes porque ayudan a hacer frente al cambio climático: generan oxígeno y ayudan a la captura de carbono. Además controlan la erosión, así como la generación, conservación y recuperación del suelo, Por otra parte, ayudan a la asimilación de diversos contaminantes, protegen la biodiversidad de los ecosistemas. Todo muy importante si se quiere legar a nuestros hijos un planeta en el que puedan vivir.