A muchos les parecerá rebuscado esta reflexión, que relacione a la malta con un tema tan polémico como la experimentación con embriones humanos; pero seguro que os daré algo interesante en lo cual pensar. Incluso es posible que la próxima vez que vayáis al bar saboreéis la cerveza de un modo muy distinto.
Precisamente de la cerveza hablaré. Inventada hace milenios por las antiguas civilizaciones de la Media Luna Fértil, este líquido brillante y dorado ha apagado desde entonces la sed y alimentado las cogorzas de muchos millones de personas alrededor del mundo, tanto al implacable tirano como a los más humildes obreros.
Cada bebedor tiene sus propias preferencias para tomar cerveza: en la barra de la taberna con los parroquianos, junto a la piscina y con unas patatas bravas, o incluso tibia como los bretones. Existen innumerables variedades, colores y marcas comerciales de cerveza, pero todas se elaboran a partir de un único ingrediente común: la malta.
Casi todas las semillas de cebada producidas en los cultivos nacen para ser usadas en la industria cervecera. Son obligadas a nacer y crecer para luego ser sacrificadas. Podrían haber vivido como plantas de cebada, creciendo bajo el Sol y haciendo la fotosíntesis; en su lugar se les negó su derecho a crecer solamente para elaborar cerveza.La malta es un producto industrial fabricado a partir de las semillas de cebada (Hordeum vulgare). En el proceso de malteado, se enriquece el contenido en azucares de los granos de cebada dándoles las condiciones idóneas de calor y humedad que requiere su germinación, y en cuanto han comenzado a desarrollarse, se cuecen y se desecan. El resultado de este proceso es la malta o cebada malteada, que es introducida en enormes contenedores donde se la somete a la acción fermentadora de la levadura obteniendo la bebida que tan bien conocemos. A veces también se le añaden plantas aromáticas como el lúpulo, o se tuesta la malta para darle un color más oscuro a la cerveza; pero el que acabo de describir es más o menos el proceso básico.
Y la malta es tan solo un ejemplo del sacrificio a escala industrial de embriones vegetales. ¿Qué me decís de los saludables brotes de soja, tan populares entre vegetarianos y amantes de la cocina macrobiótica? El proceso es idéntico al de la malta: poner semillas a germinar, dejar crecer un poco y listos para su consumo.
¿A que viene esto? Por favor, que nadie me malinterprete. No estoy haciendo propaganda en contra del consumo de cerveza o brotes de soja, si no más bien todo lo contrario.
Si podemos sacrificar incontables embriones vegetales para fabricar una bebida alcohólica con cuerpo y sabor refrescante… ¿que nos impide hacer lo propio con embriones humanos si lo que perseguimos es el beneficio de la humanidad? ¿Que diantres es lo que nos hace considerarnos tan especiales como para etiquetar a nuestros embriones como “intocables” y prohibir tajantemente la experimentación con los mismos?
Quizás sea porque como dice Richard Dawkins:
“(…) llegó un momento en la evolución de los homínidos en el que Dios intervino e inyectó un alma humana en un linaje hasta entonces animal. (¿Cuándo? ¿Hace un millón de años? ¿Hace dos millones de años? ¿Entre el Homo erectus y el Homo sapiens? ¿Entre el Homo sapiens “arcaico” y el Homo sapiens sapiens? La inyección repentina es necesaria, por supuesto, pues en caso contrario no habría una distinción en la que basar la moral católica, la cual es especiecista hasta la médula. Podemos matar animales adultos para comer, pero el aborto y la eutanasia son asesinato porque conciernen a la vida humana”.
La hipocresía no es más que una forma de esconder nuestro antropocentrismo. ¿Toda vida es sagrada? ¡Por favor! ¿Por que no decir mejor que los humanos son sagrados y así quedan más claras sus intenciones?