La guerra entre Rusia y Ucrania, como todas las guerras, provoca la muerte de muchas personas, entre ellas niños y mujeres inocentes, casi siempre al margen de las familias de quienes las encabezan y dirigen, como es en el caso de Putin y de Zelenski. Lo cual, sin duda, no deja de ser una enorme injusticia; una injusticia promovida por quienes han iniciado la guerra, la propagan y mantienen. Lo que resulta imperdonable. Es un homicidio. Una expresión que define el Diccionario de la Lengua Española como la «muerte causada a una persona por otra».
Además, en la guerra de Ucrania, como en cualquier otra, se contaminan las aguas, se alteran los suelos y un sinfín de etcéteras. Acciones, que como recuerda la organización no gubernamental We move EU (a la que pertenezco), son delitos medioambientales que perjudican al planeta Tierra en que vivimos.
Lo mismo que se llama genocidio al «exterminio o eliminación sistemática de un grupo humano por motivo de raza, etnia, religión, política o nacionalidad», decenas de pingüinos muertos cubrieron la costa de Perú a causa de un gran vertido de petróleo en un ecocidio provocado por el mayor desastre medioambiental de la historia de este país. Pero Repsol, la multinacional que lo causó, se niega a pagar por los daños.
Tenemos la oportunidad de hacer que empresas como Repsol se enfrenten a las consecuencias de contaminar, y de convertir el ecocidio en delito. El ecocidio es el equivalente medioambiental al genocidio. Cualquier actividad humana que destruya nuestro medio, como los vertidos de petróleo, la deforestación o la contaminación del suelo, entraría en esta categoría.
El Parlamento europeo
Debemos evitar que la industria petrolera siga destrozando el planeta antes de que sea demasiado tarde. Quienes nos representan en el Parlamento Europeo pronto votarán para reformar leyes y decidir qué actos se consideran delitos medioambientales y podrían incluir el ecocidio en esta reforma.
Ahora mismo, hay un gran impulso en el Parlamento Europeo por el cambio, pero sabemos lo poderosas que son las empresas petrolíferas y sus grupos de presión a la hora de ejercer influencia.
Aquí es donde entra nuestra comunidad. Demostremos a quienes nos representan que miles de personas de todos los rincones de Europa quieren que el ecocidio esté penado como delito. Si sienten que la ciudadanía apoya esta decisión, se mantendrán firmes y votarán a favor de añadir el ecocidio en la nueva legislación para proteger nuestro planeta.
Si la Unión Europea y otros países incluyen el ecocidio como delito, empresas como Repsol no podrán evitar que se haga justicia y se lo pensarán dos veces antes de poner en riesgo nuestro medio.
Es evidente que desalentar, evitar y castigar los crímenes cometidos contra el planeta es necesario. Ahora que la UE está revisando su legislación en torno a este tipo de delitos es el momento de hacer este cambio realidad.
Huelga Mundial por el Clima
Por suerte, nuestra comunidad no está sola en su lucha: se está formando un gran movimiento en torno a esta iniciativa. El pasado 3 de marzo, durante la Huelga Mundial por el Clima, tomaron las calles miles de personas más para proteger nuestro medio y exigir a la UE que tome medidas para parar los ecocidios.
Si nos unimos, podemos conseguir que quienes nos representan en el Parlamento Europeo presten atención a esta problemática. ¡Firma aquí la petición para proteger el planeta en lugar de los beneficios de las grandes empresas!
El cambio climático ya está aquí y sabemos que las empresas que explotan los combustibles fósiles son las mayores responsables de causarlo. Ahora mismo no tenemos mecanismos que les obliguen a rendir cuentas. Sin embargo, si la destrucción del planeta fuera un delito, eso podrá cambiar. Pidamos al Parlamento Europeo que incluya este crimen en nuestra legislación.
¿Puede ser eso un paso más para no apoyar cualquier guerra que pueda surgir?