¿Cómo es posible que estemos retrocediendo tanto en humanidad? Pertenecemos a la especie Homo sapiens. Cuyos miembros, además de ser capaz de pensar y ser empáticos, puede avanzar o retroceder en humanidad, es decir, en el proceso de humanización que solo la especie humana experimenta.
En estos momentos, muchos Homo sapiens se están comportando peor que cualquier otra especie animal, están retrocediendo (ha retrocedido) en el proceso de humanización.
En cuanto al conflicto palestino-israelí, estoy de acuerdo con quien indica que «el conflicto entre Palestina e Israel se sustenta en un nacionalismo propio del siglo XIX, donde cada individuo tiene un valor diferente en función de si es de los suyos o de los nuestros. Cuando el nacionalismo entra en juego, los conflictos se agudizan, máxime si vienen acompañado del peso de la religión, tan presente en Oriente Próximo no solo entre los musulmanes, sino también entre los judíos. Mientras la suma de esas dos corrientes –el nacionalismo y la religión- prevalezca, la solución del conflicto será muy complicada o incluso imposible.
Suele considerarse el nacionalismo como una ideología que consiste en la afirmación de una identidad cultural generalmente referida a un territorio, una lengua y una tradición histórica real o inventada la cual, en la mayor parte de los casos, termina por exacerbar la superioridad de un pueblo o nación sobre otros. El nacionalismo es inseparable de la ambición de poder».
El escritor Jorge Luis Borges señaló que el nacionalismo es el canalla principal de todos los males. Divide a la gente, destruye el lado bueno de la naturaleza humana, conduce a desigualdad en la distribución de las riquezas.
El nacionalismo ha mantenido su atractivo a través de los siglos, destacando el hecho de que pertenecer a una nación cultural, económica o políticamente fuerte da a la persona una sensación de pertenencia.
Sin embargo, el nacionalismo ha sido objeto de numerosas críticas por parte de estudiosos procedentes de distintas áreas de conocimiento. Se le atribuye a Arthur Schopenhauer la cita «Todo imbécil execrable, que no tiene en el mundo nada de que pueda enorgullecerse, se refugia en este último recurso, de vanagloriarse de la nación a que pertenece por casualidad».
Muy importante es eso de pertenecer por casualidad. A nadie se la pregunta antes de nacer donde quiere nacer. Eso significa una injusticia; un niño antes de nacer no puede decir en qué lugar quiere vivir o qué religión desea practicar.
El nacionalismo es una tendencia patológica que nos conduce hacia la balcanización del planeta y obstaculiza la emergencia de una sociedad mundial pluralista e integrada
No es el conflicto en Palestina el origen de una guerra y muerte de muchos inocentes. Tenemos la guerra de Ucrania, que surgió porque un país quiso adueñarse de un trozo de tierra que pertenecía a otro país. Como en todas las guerras, no muere ninguno de los que la han iniciado: mueren muchos niños y personas que no pueden trasladarse a otro lugar para vivir en paz.
El planeta Tierra es el hogar en el que vive la especie humana con otras muchas especies animales y vegetales. No se entiende esa división en trozos y que un grupo humano quiera adueñase por la fuerza un trozo que, en esos momentos, pertenece a otro.
En las guerras, sea la que sea, se está destrozando el que es nuestro hogar.
En la Agenda 2030 se indica las metas a alcanzar en cada uno de sus Objetivos de Desarrollo Sostenible. En ningún caso esas metas se deben alcanzar en una nación o país: son metas a alcanzar en todo el mundo.