Omar López Nieto (1989) Siles, Jaén. Grado en Bellas Artes por la Universidad de Granada, Técnico Superior en Gráfica Publicitaria, Curso «Rencuentro con la pintura» con Antonio López. Ama la naturaleza. Se atreve con obras realizadas con encáustica y plástico. Investiga el trabajo con motosierra sobre madera. Vive en la Sierra de Segura, alejado del mundo del arte contemporáneo. Acaba de finalizar su residencia artística en art n ground.
¿Cuando empezaste a relacionarte con las artes plásticas?
Según mi madre, mi primera ilustración fue una gamba, dibujaba sobre una servilleta. Empecé con las plásticas cuando salía con mis padres al bar, incluso un camarero me compró una libreta para que los dibujos no fueran tan efímeros y guardar esos gestos antes de su pleno desarrollo, bajo conceptos eróticos que él mismo me contaba sobre sus parejas.
Las artes para mi comenzaron a partir del bachillerato artístico, en Casa las Torres de Úbeda, nunca había entrado en contacto con algún elemento artístico, ya que en la zona en la que vivo apenas hay rastro de cultura artística, ni museos, ni obras públicas, ni tan siquiera libros de arte en la biblioteca municipal. Aun así, solía destacar en clase por mi facilidad para dibujar. En esta etapa de pre-adolescente egocéntrico empecé a decantarme ambiciones más asociadas a este mundo, capitalista, pero decidí continuar con mis estudios, de diseño gráfico en el Instituto Gaspar Becerra de Baeza. Este periodo sólo me sirvió para ver lo que nunca quise ser, diseñador gráfico.
¿Cuáles han sido tus preferencias plásticas?
Principalmente, mis manos. En general, pasé toda la carrera sin dejar de lado ninguna de las disciplinas que se estudiaban, dibujé, pinté y modelé, sobre todo los materiales con los que podía lograr el resultado que cumpliera mis expectativas, después de la mala experiencia en el diseño, dejé de lado todo lo tecnológico y audiovisual, creo en la pureza de lo que uno puede crear con herramientas que dirijan sus manos, cualquiera puede hacer una buena fotografía o un buen diseño siguiendo un tutorial de Youtube, pero hay conceptos que se aplican a las grandes disciplinas como dibujo, pintura y escultura que pocas teorías pueden relatar. La educación de la vista, mirar puede hacerlo cualquiera, pero creo que la observación contempla una parte mística que está ahí por gracia de algún dios, de esos que abundan lo terrenal y celestial, bajo mantos dorados como ejemplo de nosotros, pecadores.
El dibujo, es el comienzo de todo, es la primera forma con la que la idea, se manifiesta físicamente, la escultura no deja de ser dibujo, dibujo en 3 dimensiones pero a un siguiente paso, apropiándose de un espacio, convirtiendo en algo más con lo que tropezarse en este mundo. La pintura es mi gran carencia, jamás conseguí conocer el color, aplicar veladuras, sombras frías, luces cálidas, etc. siendo un aficionado en este campo siento gran admiración por aquellas personas capaces de reconocer y fabricar todos los tonos que existen en la carne humana, aun teniendo pinturas, no las reconozco, nunca fueron esa parte de mí que enseño al público.
¿Por qué te decantaste por el uso de la madera?
La madera abunda en mi tierra. Sigue siendo un material primitivo, sigue trasladando su esencia desde el principio de los tiempos. Está presente en todas las especialidades, ya sea en forma de lápiz, pincel, bastidor o paleta. Es un material que no puede sustituirse, sus cualidades matéricas superan las del plástico y el metal, aun proviniendo de la naturaleza, en ese lugar donde reinan los árboles y las flores. Trabajo con troncos que quizá vivieron cien años, no dejan de ser un icono en mi vida, en mi enraicimiento cultural. Cada figura de madera que finalizo supone una pieza que lleva habitando este mundo mucho tiempo, pero que esperaba este momento para manifestarse como inmortal, la sociedad valora más una escultura de madera que cualquier árbol milenario, así pues, cuando los arboles solo sigan en fotografías, quedará este pedacito de historia, sobre la mesa de una casa futurista.
¿Cómo conociste la Encáustica?
La encaústica entró en mi vida como un atracador empuñando una navaja de Albacete, de las que matan. Fue algo experimental, técnicas más ancestrales, que recuerdan aún más de dónde venimos, que brillantes erámos antes cuando no todo era tan fácil. Es una técnica donde las leyes físicas actúan sobre ella como azar, como aquello que no podemos controlar como quisiéramos. Es un aglutinante preparado a base de cera de abeja, resina de pino y trementina.
La encaústica me hacía un pequeño hueco como algo más que aficionado dentro de esa gran disciplina, la Pintura. Mi decisión por lo abstracto siempre fue arrogante y nula, negaba cualquier sentido e intencionalidad que supuestamente abarcara una obra abstracta, quizá por educación más clásica hasta el momento, pero un día, sentado en el sofá, con la televisión apagada, postrado frente a un lienzo reciclado blanco de encaústica y una bolsa con pieles sin curtir de basura que llevaba en el suelo algo más de una semana, mi mente brilló. Corrí a vaciar esa bolsa y la rompí en pedazos, la lance sobre el bastidor y allí, dentro de ese pequeño salón granadino, encendí el soplete y fundí todo ese plástico con la naturaleza de esos materiales tan primitivos que componen la encaústica, aquello brotaba, encogía, se expandía, esa reacción química no dejaba de sorprenderme a cada momento, mientras aguantaba la respiración de ese tóxico aire y limpiaba las lágrimas que salían cuando el humo me entraba en los ojos. Finalmente, tras apestar toda la casa a petróleo, como si acabaran de echar la calle, ahí estaba, una parte de mí, una pintura matérica que con autocrítica, creía que podía competir en este loco mundo contemporáneo.
Los cuadros empezaron a cobrar valor en cuanto yo mismo empecé a plantearme qué cojones eran, objetivamente, eso era un asco, era basura, pero no dejaba de ser mi creación, el resultado de muchas experiencias durante varios años, el resultado se había convertido en conjunto de intencionalidades, crítica, moral y realidad. La imagen es explícita, no deja de ser una bolsa de basura, cualquiera de las que se fabrican en producción y se pueden encontrar fácilmente en cualquier contenedor, el plástico, vivimos la edad de piedra, la de los metales, etc. pero esta es la edad del plástico, del petróleo, todo lo que nos rodea tiene un poquito de esa mierda, se contempla así un choque entre tiempos, con la cera y resina frente al plástico, que en cada pieza es el encargado de ensuciar toda la imagen, de destruirla.
El resultado no es más que una representación de la sociedad, del mundo, del momento en que vivimos. Explícita, en su forma más rechazada. Y yo, como mártir moral, olvidando el placer del bienestar en mi tercera edad, viendo en cada uno de mis cuadros la felicidad de los últimos años de mi vida. Esta fue la primera vez que se vio una obra mía en público fue en la Feria de Arte de febrero de este año. La verdad me dieron buenas críticas y fue toda una experiencia con el mercado del arte.
¿Cuál obra destacarías?
Quizá uno de los proyectos finales, con cierto alto grado de crítica y polémica. Fue la unión de dos proyectos que cumplirían dos características, por un lado el uso de materiales reciclado y por el otro el tema religioso. En principio fue una propuesta arriesgada, nunca habíamos trabajado algo así, el contacto con tanta diversidad de materiales (reutilizados por completo) nos ofreció unas calidades excelentes, tras el planteamiento y estudio teórico de escenas religiosas, nos decantamos por la escena de la piedad. Mediante estructuras de hierro y moldes de alginato, creamos la Virgen, tapada con el celestial velo azul y vestida con un manto rojo, lo terrenal, esa mágica conexión, interpretada en este caso como ese poder que esta por encima de nosotros, mientras unos rezan, otros mueren.
Una vez finalizado el proyecto, se situó en la catedral de Granada pero cuando volvimos ya no estaba, alguien se quedo para pasarnos posteriormente las fotografías, así pudimos ver como la tiraron a la basura. Quedó demostrado, culturalmente hablando, que el arte, en España, no tiene mucho valor. La policía realizo una gran labor, retiró ese espectro de la vía pública, curioso es que mientras en la catedral de dentro había escenas muy similares a esta, pero de valor, no de chatarra.
La primera visita que realizaste a un museo de arte fue en el Reina Sofia. ¿Qué sensación tuviste, cuando viste tu primer obra contemporánea?
Ver el Guernica fue sublime, ni siquiera sabía que estaba en la habitación donde estaba, pero son de esos momentos que la retina actúa como grabadora de video para almacenarse en ese cajón de los desastres que entendemos por mente, tras esa visión general de un suelo brillante de mármol levanté la mirada y allí estaba colocado, el gran Guernica, como si un católico entra en una sala y encuentra al mismo Jesucristo postrado en la cruz, exhalando su último aliento para escuchar cuales son sus últimas palabras. Mi mente olvidó todo lo que sabía, mi mirada se perdía entre tantas líneas y formas, el dolor que había en esa escena era tan terrible que incluso se escuchaban algunos de los llantos y bombas que destruían a lo lejos. Picasso no es uno de mis grandes referentes, pero negarlo sería como desprestigiar una mente tan brillante, que supo marcar su momento, que inmortalizó todas sus creaciones, siendo un gran ilustre para este país, que pena que hoy en día tengan más importancia los estúpidos presentadores de telecinco que mentes brillantes como esta, que seguro caminan por este país sin sentido.
¿Qué nos puedes contar a cerca de la experiencia en la residencia de artistas art n ground?
Creo que se necesitan más lugares como este, con más gente como esta, para así al menos volver a recuperar la fe en la humanidad en la medida de lo posible. Me marcho muy agradecido, la estancia fue cómoda, íntima e inspiradora. Hay lugares en los que se aprende, con tan solo habitarlos y rodearse de quien componen el alma y espíritu del sitio donde están. Dejo una parte de mi para llevarme otra de aquí, para volver algún día con ese empujón esperanzador que me llevo, con grandes proyectos, aumentando un poco horizonte de esa proyección artística que tengo frente a mi constantemente.
¿Cómo ves el mundo del arte contemporáneo? y ¿Porqué quieres seguir dedicandote a él?.
Creo que el arte marca la actualidad, la actualidad es un espectáculo bizarro, como se define en tantas obras del arte contemporáneo, una especie de lucha entre el reconocimiento de los tiempos tan bonitos que vivimos frente a la decencia que supone en el mundo que unos tengan tantos privilegios y otros tan pocos. Hay poca belleza lejos de un simpático perrito y un gatito que tiene cosquillitas. Me sitúo en un lugar privilegiado, lejos de historias de terroristas y muertes por desnutrición, donde la gente lleva a sus perros a hoteles y los niños de 4 años usan iPhones. El arte contemporáneo, como el mundo contemporáneo no deja de ser un disparate. Siguen habiendo mentes brillantes que podría usar de fuertes referentes como son Maurizio Cattelan, Chema Madoz, Paul McCarthy entre otros. El arte, como herramienta social puede convencer a un público, puede humillarlo y puede incluso hacer de su espejo, descubriendo hasta que niveles la sociedad ha llegado, comprando carne putrefacta en grandes galerías artísticas. Dedicarme a él… pocas veces aparece alguien que me convenza de que es arte si no lo he comprobado con la primera impresión, poco me impresionan los tecnicismos con los que se critica una obra, quien pone los ladrillos conoce más el edificio de quien lo habita más de 20 años, hay gente competente, pero también hay mucho humo a alto precio, no sabría cómo definir un concepto tan amplio. Prefiero dedicar mi tiempo a lo que para mí, merece la pena, lejos del misticismo e intencionalidad subjetivas, al arte, más sano que enfermo.