A sus 20 años, Carol Sánchez González ya es Técnica en animación, ha sido tercera en los Premios Argó de la Universidad de Barcelona por su trabajo Eugenesia y, además, trabaja como ilustradora para Manos Unidas de Barcelona. Actualmente está estudiando Ilustración en la Escola d’Art i Disseny de Sant Cugat (Barcelona).
En Eugenesia, recientemente seleccionada como finalista para el Festival Internacional de Cortometrajes de Arte y Enfermedades, la autora realiza un análisis crítico sobre los cultivos transgénicos. Apasionada de la historia y la filosofía, Carol considera el arte una de las manifestaciones más idóneas para la crítica social.
¿Cómo y por qué llegaste al mundo de la animación?
Es curioso, cuando comencé mis estudios en la Escola d’Art i Disseny de Sant Cugat hace dos años, mi intención era únicamente ser ilustradora. Comencé a dibujar retratos cuando solo tenía trece años y mi lógica me decía que debía estudiar ilustración.
Por falta de plazas en ilustración decidí que podría empezar por animación y el tercer año acabaría mis estudios titulándome como ilustradora. Recuerdo los primeros meses de curso, fueron desastrosos, creía que no lograría aprender a animar, que aquello no era lo mío, que definitivamente me había equivocado tomando aquella decisión.
Me vi en una clase dónde todos mis compañeros eran bastante frikis de la animación y los trabajos que nos proponían requerían de muchísimo tiempo y dedicación. Así fue como comencé a empaparme de referentes, a estudiar por mi cuenta todo aquello que no sabía, y todo esto con la presión de saber que tenía que acabar el curso habiendo hecho un cortometraje animado, como proyecto final.
Y es curioso porque después de toda esta experiencia, a día de hoy ya no me siento retratista ni ilustradora, la animación ha eclipsado a las demás disciplinas habidas y por haber.
Ahora que ya eres técnica de animación, ¿qué es lo que más te apasiona de este mundo?
Lo que más me apasiona de este mundo sin duda sería la posibilidad de explicar, de comunicar. Considero que cualquier persona que se vea involucrada en el mundo de la creatividad, por consiguiente también lo está en el mundo de la comunicación. Hagamos lo que hagamos, animemos, ilustremos, diseñemos, creo que el fin de todo es hacer llegar una idea clara al público objetivo.
De hecho, a lo que le doy más peso a la hora de hacer cualquier trabajo sería justamente a eso, a la funcionalidad que éste pueda tener. Si nos centramos en la animación en este caso, creo que se trata de una disciplina mediante la cual puedes hacer llegar cualquier idea, con la garantía de que va a tener mucha más visibilidad por lo atractivas que puedan llegar a ser la imágenes que se generen.
En los trabajos que tienes en Vimeo, a parte del de Eugenesia, que hablaremos más tarde, ¿hay alguno más especial que otro?
A parte de Eugenesia, que sería por así decirlo mi ópera prima, hay un breve ejercicio animado al que le tengo especial cariño. Se llama Banano se trata del primer ejercicio en grupo que hice dentro del curso de animación. Le tengo cariño porque, por lo general trabajar en grupo no es nada fácil aun que los proyectos audiovisuales por lo general lo requieran. Pero en este caso, trabajar en grupo enriqueció mucho el ejercicio, creo que logramos superar las expectativas de cada uno de los integrantes del grupo así como las del profesor.
En cualquier producto audiovisual el trabajo en equipo es esencial. ¿En qué cargo te sientes más cómoda?
Supongo que por la intensidad de mi forma de trabajo, siempre acabo siendo la integrante del equipo que dirige y establece los ritmos. He de decir que me siento mucho más a gusto cuando puedo tener controlado todo lo que se hace y se deshace en cualquier proyecto en el que participe.
A nivel técnico me siento muy cómoda trabajando en postproducción, (composición, efectos, sonido…) No obstante disfruto mucho animando fotograma a fotograma, pensando cada movimiento que pueda hacer cualquier elemento de la escena.
El año pasado conseguiste el tercer premio Argó de la Universidad Autónoma de Barcelona por tu proyecto final para la Escola d’Art i Disseny de Sant Cugat. ¿Qué supuso este premio a nivel personal?
Supuso un gran alivio. Realmente por mucho que creamos que hemos hecho un buen proyecto, que nos lo digan nuestros profesores, compañeros, personas cercanas, siempre consigues creértelo más cuando recibes un premio como este.
Sin duda, fue un gran empujón, una motivación más para seguir trabajando y un consuelo también por el esfuerzo depositado durante todo un año.
El hecho de que el primer proyecto de animación que hago sea premiado, me crea la seguridad y garantía de que no debo estar haciéndolo tan mal. Pese a que la vida del estudiante sea un entorno privilegiado, creo que contamos con el riesgo muchas veces de estar formándonos con una venda en los ojos, que no nos deja ver que se cuece en el exterior, no sabemos si nuestro trabajo funciona como algo más que un proyecto escolar. El premio me dio un respiro y tranquilidad en este sentido.
¿Qué te motivó a realizar un trabajo sobre el concepto eugenesia?
Desde hace varios años estudiar historia se ha convertido en un hobbie para mí, cuando me planto delante de un libro que hable sobre la Segunda Guerra Mundial en especial ya no hay quien me saque de ahí hasta que haya acabado de leerlo.
Había oído hablar sobre la eugenesia únicamente durante el nazismo y al principio me parecía un tema tan surrealista, que incluso pasé a verlo como algo insustancial. No obstante, durante mi primer año de animación me topé con una asignatura genial que hablaba sobre los conceptos clave de la historia. Fue entonces cuando comprendí lo que era la eugenesia y el porqué de su importancia incluso a día de hoy. Cuando mi profesor hablaba sobre Thomas Malthus y su ensayo sobre el principio de la población, comprendí que los nazis solo se limitaban a leer y a traducir al alemán una idea desarrollada muchos años antes. Y esto era y sigue siendo algo que me inquieta.
El segundo año, preparados todos para comenzar el proyecto con el que finalizaríamos nuestros estudios, la escuela nos propuso un tema en base al que tendríamos que extraer la idea de nuestro trabajo. El jardín.
Tras un verano entero pensando, volví a recordar aquello de lo que me había hablado mi profesor durante el primer año, y la pieza clave para enlazar la eugenesia con el jardín, dos conceptos tan dispares, fue la introducción de los alimentos transgénicos a modo de crítica.
¿Qué conclusiones pudiste extraer de este trabajo?
La conclusión que pude extraer del trabajo, más que a nivel teórico de documentación y de riqueza cultural, que es algo que se da por sentado, creo que lo que más me ha proporcionado este proyecto es confianza. No sabía cómo se animaba. En setiembre aun no sabía usar las herramientas de la animación por ordenador y en junio estaba presentando un cortometraje de cinco minutos de animación puramente digital.
Sin duda la mayor conclusión es, que todo se puede hacer con ganas y esfuerzo, y sobre todo que no hay que dormirse en los laureles. Nos dan la oportunidad de experimentar, de aprender, y dar el máximo de nosotros mismos creo que es lo más lógico que podemos hacer, ya que nunca sabemos cuándo podremos dedicar un año de nuestra vida a un proyecto tan personal. Para mí, fue y es una gran oportunidad que explotar.
En Vimeo tienes varios proyectos. En Enviado hay un mensaje claro sobre cómo las nuevas tecnologías nos hacen más pasivos en la vida real y más activo en la vida online. ¿Cuál es para ti la razón de esta pasividad?
No creo que sea un problema de las nuevas tecnologías, creo que el problema está en nosotros mismos y en el uso inadecuado que hacemos de ellas.
Las nuevas tecnologías son un arma de doble filo, ya que son muy productivas. Pero vivimos en una sociedad repleta de máscaras, en la que las personas prefieren hablar frente a una pantalla. Lo que un Smartphone nos proporciona en cuanto a comunicación es totalmente lícito, pero es nuestro uso el que destruye esta viabilidad. La posibilidad de crear perfiles falsos y de interactuar libremente por medio del anonimato es, considero, uno de los principales problemas que genera la adicción a las nuevas tecnologías.
Todos conocemos a alguien que no consigue comunicarse y socializarse correctamente cara a cara, pero es la persona más popular de su zona en las redes sociales.
Creo que además, estamos ante un problema muy goloso, que despierta codicia a todas aquellas empresas que producen y comercian con ello. Ahora bien, está en nosotros mismos sabernos comportar al respecto.
De hecho es justamente esto lo que queríamos denunciar mis compañeras y yo en el momento de hacer el proyecto Enviado. Era un proyecto crítico, que enjuiciaba a todas aquellas personas que no son capaces de desprenderse de la nube tecnológica que sostiene sus vidas cotidianas, ni siquiera al ver como agreden a alguien ante sus ojos.
Seguimos en Vimeo. Dinos, en El día a día de Ratóntomás, ¿hay algo de la Pantera Rosa?
No, lo cierto es que no, en un principio este trabajo era meramente experimental, puesto que nunca había animado sobre fotografía o vídeo.
Aun y así, sí que es verdad que me moví por las influencias de las típicas secuencias de gags norteamericanos, así que no descarto la posibilidad de que fuera una influencia indirecta.
Y… ¿qué pasa con la Comic Sans?
Lo que ocurre con la Comic Sans, es que es una tipografía que fue diseñada digamos que para un uso exclusivo. Suele ser aceptada para textos breves, de carácter infantil y para los bocadillos de los cómics.
No obstante, con el paso de los años ha sido una tipografía excesivamente usada, para todo tipo de textos, desde videojuegos, publicaciones, packaging, sistemas operativos informáticos, cartelería, e incluso para manuales y textos largos. Con lo cual ha pasado a ser una tipografía odiada y usar Comic Sans se ha convertido en una especie de mofa en el mundo del diseño por su uso inadecuado.
Este año estás estudiando Ilustración. Teniendo esto en cuenta, ¿cómo valoras trabajos como los de Tomm Moore en El secreto del libro de Kells o La canción del mar?
A nivel gráfico, sin duda hace un gran trabajo. Creo que trabaja con una sensibilidad impoluta, y representa en cada uno de sus personajes una expresividad que acaba erizando la piel del público. El uso de las formas, las texturas y el color sobretodo hacen de Tomm Moore un director con un gusto estético increíble.
No obstante, tuve la oportunidad de ver La canción del mar, una película de la cual había oído hablar muy bien, y por lo general todo aquel que la veía se emocionaba. Y a decir verdad, en mi humilde opinión, creo que es un tanto predecible y esto no acabó de gustarme.
Aun y así tanto en El secreto del libro de Kells como en La canción del mar, considero que se hizo un muy buen trabajo de ilustración en las que además se contempla un estilo muy característico.
Si tuvieses que escoger alguna película de animación, ¿cuál sería?, ¿por qué?
No me lo pienso ni un segundo cuando digo que Tarzán. Por la edad que tengo, las producciones de Disney como Mulán, Aladdín, El rey león, Tarzán… Acompañaron mi infancia, por lo tanto es innegable que fueran una gran fuente de inspiración.
Tarzán en concreto, me parece la mejor película de animación que haya podido ver nunca. Aún recuerdo como lloraba viendo una y otra vez como moría Kerchak. Además ahora, años más tarde, impulsada por la admiración que siento hacia Glen Keane, el creador del personaje de Tarzán, me he ido nutriendo de sus documentales y explicaciones.
A nivel técnico es sin duda mi película preferida por cuestiones como, que Tarzán fue animado en París y Jane en California, o que es una de las únicas películas en el mundo que contienen un travelling circular, algo que solo Keane y unos pocos animadores más son capaces de hacer.
Crees que las técnicas de animación tradicional están a punto de extinguirse o, por el contrario, crees que es un valor añadido?
Creo que tienen un valor añadido y nunca va a perderse la animación tradicional, papel sobre papel en una mesa de calco. Actualmente por cuestiones de tiempo y porque la mayoría de nosotros dibujamos en una tableta gráfica prácticamente con la misma agilidad que trabajando a mano, es cierto que la animación tradicional está quedando en segundo plano.
Pero como ya he dicho antes, no creo que vaya a ser un método obsoleto ni mucho menos, de hecho en cualquier proyecto de animación el papel sigue estando muy presente, tanto para hacer pruebas de animación rápidas, como bocetos, storyboad, etc.
Además de tus estudios, estás colaborando con Mans Unides Barcelona con ilustraciones de carácter crítico. ¿Crees que la animación, la ilustración, el arte en general, puede contribuir de alguna forma a generar crítica social?
Sí, de hecho creo que es uno de las mejores formas de contribuir. Por lo que se, la gente está cansada de ver siempre las típicas imágenes en las que aparecen niños desnutridos. Considero que el hecho de que haya una persona que actúe de intermediaria y que piense la forma de filtrar esa información para hacerla llegar, en cierta forma de algún modo crítico y a poder ser con un punto de humor, es algo muy positivo, el mensaje se recuerda con mayor facilidad.
Creo que es importante saber que no nos gusta que nos traten como tontos, y el hecho de hacer pensar al espectador es algo con lo que a la larga se obtienen resultados de gran valor.
Y en 5 años… ¿dónde te gustaría verte?
No me gustaría verme en un sitio concreto, si no en muchos a la vez. Me encantaría que mi trabajo me permitiera conocer lo que pasa en el mundo, entender la situación de cada país por el que pasara e intentar hacer algo de provecho comunicando al resto del mundo aquello que veo, evidentemente siempre mediante la animación y la ilustración. Y trabajando muchísimo por supuesto.
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