Aún con la resaca de elecciones generales, y autonómicas en la Comunidad Valenciana, volvemos a la carga con la casi certeza de que tanto en Madrid como en Valencia habrá un gobierno de progreso.
Y a finales de este mes de mayo decidiremos quienes dirigirán los destinos de los municipios y la mayoría de las comunidades autónomas de España.
Los peores augurios no se han cumplido, y el tripartito de corte reaccionario que debutó en Andalucía, no va a tener reflejo en el de Valencia. Aquí habrá «Rebotanic».
La semana pasada, el compañero Felipe Pozueco, colaborador de este mismo medio, analizaba los resultados estatales. Hoy yo hago lo propio con los de la comunidad en la que vivo, la Comunidad Valenciana.
PSOE
Ha ganado el PSOE como hacía décadas que no lo conseguía en el territorio valenciano. La astuta medida de Puig de adelantar los comicios para que coincidieran con las Generales dio su fruto. La coyuntura ha ayudado de forma multifactorial. El equipo del President intuía que podría aprovechar el tirón de un gobierno, el de España, que presentó un horizonte fresco, moderno, y renovador. Ayuda el miedo a una extrema derecha, que ha marcado discurso a PP y C´s. Una extrema derecha, capaz también, de secuestrar al gobierno andaluz para retroceder cuarenta años.
Cómo no, la gestión del ejecutivo surgido del pacto del Botanic ha ayudado. Una gestión que se ha concentrado en la reparación del destrozo mayúsculo, ejercido por el PP en su orgía valenciana de despilfarro corrupto. El Gobierno de PSOE y Compromís, apoyado desde fuera por Podemos, ha supuesto importantes avances sociales y estabilidad económica, y eso no se puede discutir.
Compromís
Compromís aún con el líder mejor valorado del Congreso ha bajado, pero no ha caído con la misma fuerza que en las estatales. Quizá pecaron de arrogancia con ese “ir solos” que los ha penalizado junto a otras antiguas confluencias con Podemos. Sus socios socialistas les han “comido la merienda”, como lo han hecho con Podem. Los socialistas han logrado concentrar el voto progresista, también atraer a parte de la abstención.
Compromís y algunos de sus líderes suelen pecar de cierto optimismo prepotencial que parece hasta un mal contagioso por contacto. Existe un exceso de afinidad en lo económico y social, y al final poca valentía en lo medioambiental. Demasiado parecido al viejo PSOE.
Recordemos que los únicos verdes con representación autonómica son los que van dentro de Compromís -Verds Equo-. Digamos que la sustitución de la camiseta de Oltra, por la chaqueta, ha supuesto un aburguesamiento ecológico.
Muestra de ello es que medidas tan cacareadas por ellos, y tan aplaudidas por los ecologistas, como el Sistema de Depósito, Devolución, y Retorno de envases (SDDR) han acabado en un cajón. Lo del SDDR parecería anecdótico si no fuera la única manera de acabar con el abandono contaminante de envases. Su defenestración es una muestra patente de cómo plegarse ante los poderes económicos. Varios cargos, incluido Julià Álvaro, Secretario autonómico de medioambiente y cambio climático -de la pata verde de Compromís- fueron decapitados políticamente por atreverse a desafiar a estos poderes.
Parece una tontería, pero si esto se ve, ¿qué es lo que no se ve? Del mismo modo sucede con otras cuestiones relacionadas con la defensa del territorio y de los espacios naturales, como la no-protección efectiva de Sierra Escalona, Cala Mosca, o la falta de audacia en la revolución para gestionar los residuos de forma ecológica. Todas estas cosas pueden haber influido en un electorado que ha sufrido una especie de gatillazo de expectativas. Aún así le dan una nueva oportunidad para reorientarse, y si no, quizá el tercero en concordia, Podem, les puede ayudar.
Podem
Podem ha sufrido lo mismo que ha disfrutado el PSOE. La coyuntura le ha venido muy mal. Las importantes bajas en la cúpula estatal, las riñas, las divisiones, etc., han espantado en tromba a parte de la izquierda que les había prestado el voto. Y aunque esto de los divorcios, en la Comunidad Valenciana no ha sucedido, sí que ha afectado. Igual también la decisión de no entrar en el anterior gobierno ha sido mal digerida, cosa que ahora parece que se va a solucionar. Falta ver si ese gobierno del Botanic II cuaja, y si a los morados, como les ha pasado a sus compañeros naranjas, no les tiemblan las piernas cuando los poderosos llamen a su puerta… o a la de Puig.
PP
Por la derecha el PP se desploma, y como ha sucedido en el resto del territorio, su fracaso es el éxito de C´s y Vox. Es un mero trasvase de fuerza por la derecha y por el centro. El PP no ha terminado aún de pagar sus desmanes en esta comunidad, y le queda si es que lo resiste, una larga travesía por el desierto. Estas elecciones han sido polarizadas de forma maniquea, y aquí los nuevos han engordado a costa de la vergüenza de electores de la derecha que ya no quieren ni en pintura la papeleta del PP.
Ciudadanos
Se antoja en nuestra Comunidad un relevo de liderazgo del centro derecha en el que finalmente se ha ubicado -al menos de momento- C´s. Era fácil en un entorno que es su caldo de cultivo, su razón de ser, el enfrentamiento entre nacionalismos. Un mensaje, el de «se rompe España», que Cantó entona sin desafinar. Veremos a ver qué pasa si se desinflama la cuestión catalana a dónde van.
Vox
Por último, y dada la obsesión que he demostrado con el tema en mis últimas redacciones, destacar que la ultraderecha ha sido todo un petardo -de los gordos, pero petardo-. Tras algo de susto, y mucho ruido, al final solo queda olor a pólvora. Está por ver si Vox se asentará en nuestro país, o se desvanecerá si se desvanece lo peor del conflicto territorial. Vox se estrena con 10 asientos en Les Corts, que junto a los 24 escaños del Congreso de los diputados, le van a suponer más de 2 millones de euros para hacer «sus cosas» sin necesidad de recurrir a los iraníes marxistas de 2013.