El 29 de Mayo de 1995 quedó aprobado el Reglamento del Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados que después de muchos años de ambigüedades venía a especificar que dicho tributo debía abonarlo la persona que solicita el préstamo. El que España sea junto a Francia, Italia y Portugal uno de los pocos países de la U.E. que tienen dicho impuesto y el que en todos los casos sea soportado por el cliente tampoco debería implicar que se trate de un criterio del todo acertado y por eso, desde aquel 1995 hasta el día de hoy, los tribunales de justicia españoles se han pronunciado de diferente manera al respecto. La cuestión a dilucidar es clara: ¿quién es el principal beneficiado en la concesión del crédito? ¿El cliente que obtendrá un beneficio a futuro sobre la supuesta revalorización del patrimonio adquirido o lo será el banco por los beneficios directos obtenidos del crédito? ¿Es lógica la aplicación de dicho impuesto por cuanto de doble tributación pudiera darse en cada una de las partes? Quedo a los ávidos lectores la resolución a dichos interrogantes ya que tales incógnitas no son el motivo principal del presente artículo.
Siempre he renegado de aquella legendaria afirmación de que España es diferente que Manuel Fraga acuñara en sus tiempos de Ministro de la dictadura como slogan publicitario cara al turismo, reconvertido en mantra después para acabar justificando todo aquello que resultara injustificable en éste país. Pero eso no es óbice para que cómo todos los países España tenga sus contradicciones y, precisamente, podría decirse que la banca y sus banqueros son buena prueba de ello. No en vano, es el caso de la pretendida Reforma Hipotecaria de protección al consumidor aprobada en 2014 por la U.E. y que concedía una prórroga para su aplicación en cada país miembro que expiraba en 2016. Sin embargo, la Comisión Europea se ha visto en la obligación de denunciar a España ante el Tribunal de Justicia de la U.E. por no haber adaptado la legislación española a la citada directiva lo que le puede costar una multa de 105.991,6 euros diarios por cada día de retraso desde el 21 de Marzo de 2016, fecha en la que expiraba el plazo. Quedará a criterio del tribunal su aplicación y cuantía final conforme a las alegaciones presentadas por el gobierno de turno. No es el único caso que afecta a la banca ya que hace solo unos meses una nueva denuncia de la Comisión ante el mismo tribunal se ha presentado contra España por haber hecho caso omiso también a la normativa sobre reclamaciones de clientes bancarios que entró en vigor en la U.E. en Enero de este año.
Pero la banca siempre gana y la industria financiera española es precisamente de las que más. Algo de lo que en principio debiéramos alegrarnos si no fuera porque lo hace de manera absolutamente desproporcionada al del resto de los ciudadanos y en buena parte a su costa, manteniendo otro tanto sus beneficios tras reducir año tras año el número de empleados. 90.000 desde que estallara la crisis y que ha hecho que el número de empleados de banca por habitante en España esté un 43 % por encima de la media de la U.E. Es decir que, por ejemplo, mientras en Alemania la proporción es de 131 habitantes por empleado o en Francia de 166 en España cada bancario deberá atender a 249 personas. O lo que es mismo cada empleado de la banca española tiene que soportar mucha más carga de trabajo que sus compañeros allende de los Pirineos, lo que se traduce de forma ineludible en un peor servicio al cliente. Pero, mira por dónde que a pesar de ello, ésta es una de las que más gana y sus ejecutivos, es decir los banqueros, son de los mejor remunerados de toda Europa.
Teniendo en cuenta entonces dicha metodología de atención al cliente podría imaginarse una debilidad manifiesta de nuestros bancos y unos reducidos beneficios, por cuanto esa diferencia de carga de trabajo entre un empleado de banca español y uno cualquiera de nuestros vecinos europeos. Pero nada más lejos de la realidad. Los 5 primeros bancos españoles –Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia y Sabadell-, además de controlar más 80 % del mercado nacional, todos ellos se encuentran entre los 20 primeros por capitalización bursátil en Europa y dos de los mismos, Santander y BBVA, en el TOP 5 del continente. Es más representando solo el 3% del número total de entidades europeas, contabilizan el 9 % del total del sistema en cuanto a capital y reservas y a pesar de los pesares siguen manteniendo su crecimiento año tras año y con un futuro prometedor en la línea de sus colegas europeos.
Si nos referimos ahora a los salarios de sus ejecutivos, consejeros delegados, en definitiva los que llamamos banqueros la cosa resulta todavía más significativa. España tiene el privilegio de ocupar en Europa el 5º. puesto en el ranking de banqueros que ganan más de un millón de euros al año, siendo además el que más ha incrementado su número en los últimos tiempos. Curioso dato éste al que si unimos ese otro facilitado recientemente por la CNMV que dice que las remuneraciones de nuestros más aplicados ejecutivos del Ibex 35, aumentaron el 43 % en el periodo 2013-17, se diría en resumidas cuentas que les va bastante mejor que al resto de sus paisanos españoles a los que, en el mismo periodo de tiempo, los salarios solo le subieron un 2 % y casi la mitad se tienen que contentar con menos de 1000 € euros de sueldo al mes.
Y además con la tranquilidad de que si la cosa se tuerce y por mucho que de liberales presuman, en caso de problemas mayores, ahí estará el papá estado para sacarles las castañas del fuego. Y buena prueba de ello esos casi 55.000 millones de euros que entre todos los españolitos de a pie hemos tenido que poner para salvarles el culo y de paso a la economía con ellos. Y que para más inri, nos dijeron algunos que nos iban a devolver y ya nos ha dicho el Banco de España que dónde dije digo, digo Diego, que vamos que apenas si nos devolverán 15.000 y del resto si te he visto no me acuerdo. Por muchas penurias que nos hayan hecho pasar al resto en todo éste tiempo y que veremos si algún día conseguimos salir del entuerto.
Para finalizar, volviendo al principio del artículo y al problema surgido desde el TS que da pábulo al mismo, por mucho que pretenda el gobierno de Sánchez es fácil adivinar que de una manera u otra la banca acabará repercutiendo el tan manido impuesto en sus clientes, bien directamente en los hipotecados o en todo su conjunto, una vez decretado el gobierno que irá con cargo a la misma tras los sucesivos fiascos del Alto Tribunal. Lo que, por otro lado, vuelve a poner en evidencia las enormes de las fallas del modelo.
Por no hablar de las deficiencias del sistema fiscal en España donde la carga tributaria recae con mayor intensidad en las clases medias mientras las élites, amparadas por un extraordinario sistema de deducciones, ven como el tipo real efectivo de la factura impositiva acaba siendo mucho más bajo que el nominal. Como le dijera en su día el multimillonario Warren Buffett al Presidente Obama: Por favor haga usted que por lo menos yo pague más impuestos que mi secretaria. Pero eso ya es otra historia.