Así se decía en un villancico, que todos o casi todos hemos cantado u oído alguna vez. Y era graciosillo y pegadizo y nos venía muy bien porque el estribillo decía aquello de “… y en estos momentos no hay que tener pena” No nos pasa lo mismo con lo que ha pasado antes de ayer. No, no estoy rememorando al gran poeta un año más. Lo nuestro es pasar, pero no sabemos lo que va a pasar.
¡Cómo se ha complicado el panorama y con la que nos espera!
Porque nos esperan tiempos difíciles en lo económico, aunque los vendedores de crecepelo digan lo contrario. Tan difíciles que cualquier bajada de algún impuesto, de forma generalizada, debe ser compensada con una subida de otro u otros impuestos. Hagamos un ligero repaso de los puntos delicados:
– Un déficit en la Seguridad Social con un ritmo de 15.000 millones de euros anuales. Lo que significa que en 2 años nos comemos el fondo de reserva si no se adoptan medidas. Teniendo en cuenta que las medidas en este ámbito son de efectos retardados.
– Un déficit en la Administración General del Estado, de unos 10.000 millones de euros, que hay que reducir, sí o sí. Bruselas lo exige. Con una comunidad autónoma, Catalunya, con un déficit desbocado y a la que no se puede seguir alimentando a cualquier precio.
– Una tasa de paro insoportable, con un grado de cobertura, mediante la prestación por desempleo, menor cada día.
– Un panorama desalentador en el ámbito de la investigación y el desarrollo, impropio de un país europeo.
– Un grave problema en la educación que no se resuelve con frases banales. Hace falta inversión y más inversión. No olvidemos que la educación es economía.
Desde luego no son tiempos fáciles y, por eso mismo, cualquier fórmula no es válida, mucho menos la que estaba en marcha hasta antes de ayer.
Dicho todo eso solo me queda desearos Feliz Navidad y que el 2016 nos traiga una sociedad inclusiva y un mundo económico que se fije y resuelva lo macro y, sin dudar un minuto, lo micro. Para ayudar a ello cantad conmigo.
salud a tod@s