Si el otro día comentaba la difícil carrera de fondo que se le presentaba por delante a Sanders en las primarias demócratas, ayer el senador de Vermont daba la sorpresa derrotando a Clinton en Michigan. Aunque la Secretaria de Estado se impuso en el sureño Mississippi, la sorpresa de Michigan fue llamativa porque Clinton sacaba 27 puntos en los promedios de encuestas a Sanders, y se le daban más de 99% de probabilidades de ganar en ese estado. Es por ese motivo que la ajustada victoria de Sanders sobre Clinton (49,8% sobre 48,3%) le sabe a gloria a los seguidores de Bernie. Hay cinco ideas de los resultados de ayer que me parece interesante comentar:
1) Sanders triunfó entre los más jóvenes. No sólo se llevó de calle a los menores de 45 años en Michigan, sino que además hay una gradiente muy clara de apoyo a Sanders respecto a la edad: cuanto más joven, más apoyo recibe, incluso dentro de la paliza que recibió en Mississippi. Una interpretación podría ser que Clinton recibe el apoyo de generaciones de edad más avanzada, que han crecido aún bajo el paradigma de un Sueño Americano que, como mínimo hasta los años 70, todavía parecía dar sus frutos. Los apoyos de Sanders podrían venir de aquellos que han experimentado desde que nacieron el giro copernicano que las reaganomics causaron en la política estadounidense.
2) Las primarias en Michigan vinieron precedidas por un encarnizado debate que se celebró en Flint, Michigan, el domingo pasado. Durante el mismo, ambos candidatos se lanzaron dardos envenenados. Clinton repitiendo su estrategia de intentar proyectar una imagen de candidata viable, mientras que Sanders optaba por insistir en los vínculos de la Secretaria de Estado con Wall Street. Hubo dos momentos clave que los seguidores de Clinton han intentado presentar como una victoria de la candidata. En primer lugar, Clinton intentó contrarrestar las críticas de Sanders de haber impulsado el rescate a Wall Street con acusaciones de que había sido él el que no había apoyado un rescate de la industria automovilística, algo que en realidad era falso. En un estado que en su día fue famoso por la fabricación de automóviles, os podéis imaginar que se trataba de un torpedo a la línea de flotación de Sanders. Además, en un punto dado del debate, Clinton interrumpía a Sanders mientras éste hablaba, a lo que el senador replicó con un «disculpe, estoy hablando». Los seguidores de Clinton en las redes han intentado encuadrar este gesto como una muestra de machismo o mansplaining (el que un hombre explique a una mujer algo o la trate de forma condescendiente, sin tener en cuenta que puede saber más del tema en cuestión que él). A la vista de los resultados en Michigan, parece que ninguna de las dos tácticas de la campaña de Clinton han tenido demasiado éxito, aunque no dejan de ser avisos de su capacidad de intentar utilizar las propias críticas de Sanders en su contra o de aprovecharse de la retórica de las identity politics para intentar sabotear el discurso del de Vermont.
3) Una de las críticas que se le ha hecho a la campaña de Sanders es que no resuena entre votantes afroamericanos. Como comentaba el otro día, esto no deja de ser una simplificación porque, más allá de esencialismos o exotificaciones, los afroamericanos, lejos de ser un bloque homogéneo no dejan de ser otro grupo étnico que se ven atravesados por muchos factores. Aún así, es cierto que de acuerdo a las encuestas a pie de urna, los votantes negros en estados del Sur habían optado mayoritariamente por Clinton antes que por Sanders. En Michigan, Clinton sigue ganando entre los afroamericanos, pero lejos de porcentajes arrolladores como en Alabama (91%) y se queda con un 65%. Esto le da esperanzas a la campaña de Sanders de que su mensaje esté empezando a resonar más entre los afroamericanos, particularmente entre aquellos que no residen en el Sur.
4) Sanders ganó entre aquellos votantes que ingresan menos de 100.000 dólares al año, aunque no por un margen demasiado alto (51% vs 47%). El contraste llamativo viene por la el lado del increíble apoyo que le prestan los independientes, donde cosecha el 71% de los votos frente al 28% de Clinton. Esto es interesante porque al final las primarias van sobre hallar un candidato que pueda ganar las elecciones presidenciales, no un candidato que guste a los militantes del partido. Y según las encuestas, a día de hoy un tercio de los que apoyan a Sanders no votarían a Clinton.
5) La victoria de Sanders en Michigan no es una señal irrefutable de que vaya a ganar las primarias demócratas, eso hay que tenerlo claro. Con la ventaja que Clinton ha sacado en los estados del Sur, Sanders necesitaría 3/5 de los delegados en los estados que faltan para equilibrar la balanza. Y aunque como bien señala Ignacio Miñanmbres es improbable que los superdelegados se decidan a votar en contra del los delegados que surjan de las primarias (sería una pérdida de legitimidad del aparato del Partido Demócrata ante sus bases y simpatizantes), sí que ejercen un rol de guerra psicológica. Haced la prueba de buscar delegates democratic primaries en Google y veréis que el resultado parece el de una paliza apabullante de Clinton a Sanders. La clave está en que Google te muestra los resultados contando los superdelegados de cada candidato, creando el efecto de que Clinton va ganando por mucha más ventaja de la que en realidad lleva.
Por eso para Sanders los resultados de anoche, más que una victoria decisiva, han supuesto simplemente una bocanada de aire fresco que le permite seguir luchando otro día. Y aún así, se trata de una bocanada clave, porque su campaña se sustenta sobre legiones de seguidores muy motivados y que creen en lo que hacen, con numerosas pequeñas donaciones que le permiten seguir ganando inercia. Sorpresas como la de Michigan son inyecciones de moral muy importantes para sus simpatizantes y voluntarios.
Dentro de una semana tendrá lugar una especie de Super Martes 2: Electric Boogaloo, con primarias en los estados de Florida, Illinois, Missouri, Carolina del Norte y Ohio. Si Sanders consigue reducir su desventaja o incluso dar la sorpresa en los estados donde las encuestas pronostican sus peores resultados (Florida, Illinois y Carolina del Norte), y evita que Clinton le propine un revés como en Massachusetts, el calendario restante parece que le es mucho más favorable que la ordalía sureña por la que ha pasado hasta ahora. De seguir así, Sanders estaría un paso más cerca de conseguir lo que tantos analistas políticos neutrales decían que era imposible.
Después del Supermartes 2, parece que no le ha ido del todo bien a Sanders, aunque todavía queda mucho. Creo que un «auténtico» socialdemócrata en la Casa Blanca suena todavía a Ciencia Ficción en ese país aunque no es menos cierto que eso mismo se podía pensar no hace mucho en el caso de que una persona de color lo consiguiera y lo hizo. O incluso que ahora pudiera serlo una mujer.
Y sería importante, ya que el mundo desarrollado necesita un cambio de rumbo después del resultado de la aplicación del modelo neoliberal y los enormes desequilibrios sociales creados por este que personas como Sanders o Jeremy Corbin, el nuevo líder del Partido Laborista británico, alcanzaran la máxima relevancia por lo que podrían suponer de impulso necesario para ello y reconducir este planeta a… la cordura.
Un saludo.
[…] hecho ya tuvo más dificultades de las previstas para lograr ganar las primarias demócratas ante la sorpresa de un político septuagenario, Bernie Sanders, que venía a encarnar a la socialdemocracia clásica y que había captado numerosos adeptos en los […]