Nuestro país vive un retroceso sin medida en materia de seguridad, en educación y en política. Desde que la llamada 4T tomó las riendas del gobierno de México, ha tenido resultados negativos en la seguridad pública; un ejemplo de ello, son los elevados feminicidios y homicidios que se vive en diversas entidades del país (Guanajuato, Michoacán, Zacatecas, entre otros); otro sector que no ha tenido resultados favorables ha sido la educación.
El impacto de la pandemia por covid trajo como consecuencia la deserción de un enorme porcentaje de jóvenes que dejaron sus estudios por no contar con los recursos básicos como fue el internet o televisión, elementos que el gobierno utilizó para continuar a distancia el ciclo escolar 2020-2021.
Sin embargo, no todo es culpa de la pandemia. Un ejemplo de ello se vive en Michoacán, una entidad secuestrada por una organización conocida como la CNTE (Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación) una organización fundada en 1979 por un grupo de docentes magisteriales democráticos que, al ver la afinidad política del sindicato y la corrupción con la que éste se manejaba, decidió separarse creando la coordinadora como una alternativa de mejora para la docencia.
Desde su creación, la CNTE comenzó a adquirir fuerza y control en el sector educativo en Michoacán y a nivel nacional, bajo el eje de la democratización del sindicato, la educación y el país; el magisterio de la CNTE conformaría estructuras sindicales fuertes que llegaron a confrontar en más de una ocasión a los liderazgos del sindicato del SNTE.
No obstante, en los últimos años en Michoacán se conformó una nueva corriente magisterial que ha tomado fuerza integrando a otras organizaciones radicales como el Frente Nacional de Lucha por el Socialismo (FNLS) o las organizaciones estudiantiles de las diversas normales de educación que existen en la entidad; dicha corriente es denominada como Poder de Base, los cuales, desde finales del gobierno de Silvano Aureoles y lo que va de la actual administración estatal de Alfredo Ramírez Bedolla han demostrado que la educación de los infantes es lo que menos les interesa al magisterio Poder de Base.
De acuerdo con algunas notas periodísticas, la organización antes mencionada desde su conformación ha sido integrada a distintas carpetas de investigación que hasta el momento no ha tenido consecuencia contra sus dirigentes, ya que ni la Fiscalía estatal ni de la propia Secretaría de Educación del Estado (SEE) han hecho algo para remediar los abusos que sufre tanto la población civil como los estudiantes pertenecientes a instituciones educativas administradas por el magisterio Poder de Base. Dichas investigaciones han girado entorno a tres ejes de los cuales se les ha acusado violencia física, psicológica y obstrucción a la vía pública, violentando así el derecho de libre tránsito a terceras personas que se marca en la Constitución Política.
En ese sentido como bien se menciona en el título Y la educación en Michoacán ¿A quién le importa? Tal parece que ni la autoridad gubernamental ni el propio magisterio ha podido resolver el conflicto de intereses que se ha gestado desde que el grupo de Poder de Base surgió. Las exigencias de dicha organización hacen notar que el único interés es saciar el beneficio propio antes que el beneficio común de las niñas y los niños en Michoacán.
Es así como la entidad ha sufrido los embates de los sindicatos magisteriales, dejando a Michoacán hundido y estancado por la falta de educación. De acuerdo con el Índice de Progreso Social 2020, el estado se colocó en el puesto 26 de 32 respecto a las estadísticas de competencia educativa a nivel primaria; sin embargo, a nivel secundaria ni que decir, éste se colocó en el último lugar en la estadística de análisis realizada en 2020 por el Índice de Progreso Social (IPS).
Una situación si bien un tanto preocupante y que no ha sido solucionada por la falta de condiciones económicas ya fragmentadas a raíz de la pandemia, sociales que respecta a la situación de inseguridad que se vive en Michoacán y políticas, sector en el que entra el ala radical del magisterio de profesores perteneciente a Poder de Base.
Como diría un cantante reconocido a nivel internacional de nombre Marco Antonio Solís en su canción ¿A dónde vamos a parar? Cayendo siempre en el mismo error, dándole siempre más valor a todo, menos a… la educación. Y es que en parte este fragmento de la canción puede ser tomado como una definición de lo que hoy día aparte de la inseguridad, se vive en Michoacán y en México respecto a problema de la educación.