El Gobierno de España tendrá por primera vez en su historia una vicepresidencia de corte ecologista.
Todo un símbolo de la importancia que podrá tener, por fin, el reto actualmente más urgente para la supervivencia de la humanidad.
Y no, no es exagerar.
El pasado jueves recibimos la noticia. De las tres vicepresidencias que iban a ponderar al participación de los dos partidos que gobernarán España esta legislatura, surgía la creación de una cuarta. Ésta última denominada de «Transición ecológica». Teresa Ribera será la vicepresidenta ecologista, que da mayor rango a este asunto de todos los países occidentales.
El reto más urgente
La Transición Ecológica supone el reto más grande y más urgente de cada pueblo, cada país, y del Planeta entero. La supervivencia de todos los seres, también de los humanos, depende de poner freno al desastre que ha acompañado al desarrollo. Un desarrollo que por ignorancia al principio, y por avaricia después, está provocando una de las extinciones y destrucciones más rápidas de toda la historia terrestre. Y hablo de freno porque vuelta atrás ya no hay, puedes dejar tus dos paquetes diarios de tabaco cuando llevas 10 años fumando, y volver atrás, y dejarlo tras 30 años y conformarte con subir las escaleras sin colapsar.
No nos podemos olvidar del carácter económico del asunto. Seguramente no habrá agricultura en Europa viable, ni rentable, sin la transformación ecológica del campo. Aparte de garantizar su equilibrio para poder tener una producción agrícola sostenible, solo este valor añadido podrá hacerla competitiva. También llegó la hora de recuperar la senda del liderazgo en la industria de las energías renovables.
Con el más que refutado efecto de los combustibles fósiles en el medio ambiente. Con nuestro sol, nuestros vientos, y nuestras mareas. Lo más patriota que se podría hacer a partir de ya, en este país, sería volcarse con las renovables y la autogeneración. No olvidemos, aparte de la factura en importaciones, el potencial en creación de empleo. Como también tendremos una fuente de empleo en las mejoras para el ahorro energético.
Un compromiso ecologista
El compromiso, al menos verbal, del presidente Sánchez con la ecología ha sido permanente. En todos los discursos principales ha colocado este asunto en posición principal. Lo ha hecho, lo tengo anotado, porque ha sido el primero en hacerlo, como ha sido el primero en darle rango de vicepresidencia, que es un paso más.
Ribera con su vicepresidencia, pero también Pablo Iglesias del que dependerán dos áreas: Derechos Sociales y Agenda 2030, caminarán unidas en estos retos. La vicepresidencia de Iglesias reúne los objetivos de Naciones Unidas de lucha contra la pobreza y la emergencia climática. Y esto pondrá a España tanto en el interior, como en el exterior, en una posición de vanguardia «verde».
Una responsabilidad pública
Los gobiernos son responsables, así lo reconoce por ejemplo el Gobierno Australiano ante la hecatombe de fuego que está sufriendo. Lo hace aún con la boca pequeña tras recordárselo las organizaciones ecologistas. Ahí un fragmento de la carta que me envió Green Peace hace unos días:
«En 2019 Australia fue el segundo mayor exportador mundial de carbón, uno de los principales responsables del cambio climático, y también fue el año más seco y caluroso de su historia. Las condiciones del territorio que sufre sequías prolongadas y olas de calor, hacen que se generen incendios de altísima intensidad. El cambio climático no origina el incendio, pero lo propaga a unos niveles que nunca habíamos visto.
A pesar de todas las evidencias, el gobierno australiano no ha hecho nada al respecto. El primer ministro, Scott Morrison, se negó durante mucho tiempo a vincular los incendios con el cambio climático, diciendo que “no era creíble”»
Esto de Australia se llama «karma grupal», que no es un castigo, sino una reacción a una acción.
Responsabilidad de los poderes empresariales
Tambíen son responsables los poderosos que mueven los hilos de la economía, y ahí otro hilo de esperanza. La pasada semana emitió Mediaset por sus dos canales en abierto el programa «Planeta Calleja» que contaba como invitada a Ana Botín, presidenta del Banco Santander. Y aunque tengo cierta imagen predominada del personaje, intenté analizar el programa con objetividad. Como dice una de mis maestras, mirar sin juicio, con total aceptación, para conocer a alguien.
Si bien es cierto que el programa, obviamente, estaría milimetrado al gusto del equipo de la Sra. Botín, y que hay afirmaciones que se pueden discutir fácilmente, su alegato final a favor de “hacer algo”, reconociendo la responsabilidad humana, me pareció muy sincero. Eso deja buen sabor de boca en gente como yo, le creo. Ella pudo ver de la mano de Jesús Calleja algunos de los síntomas más palpables en Groenlandia. No os lo perdáis, os dejo el enlace.
El lado oscuro
Como todo en la vida, si hay una cara hay una cruz. Podemos ver hoy en día a dirigentes como Almeida el alcalde Madrid reculando a regañadientes. Poniendo en marcha en la capital acciones de precaución y de salvaguarda de la salud antes criticadas. Y podemos ver a su compañera, Díaz Ayuso, Presidenta de la Comunidad de Madrid saltándose las medidas de su alcalde totalmente enrocada en su ignorancia. Hace de «Fraga», practicando ejercicio al aire libre en alerta por contaminación, o diciendo que «la contaminación no mata». Pero todo esto da para otro artículo.