En el artículo que escribí anteriormente en este foro, estuve hablando largo y tendido sobre el miedo y la política. Hoy me gustaría seguir profundizando en este tema, pero ahora centrándome en un análisis más sociológico de la realidad actual, una sociedad dominada fundamentalmente por transformaciones sociales aceleradas y en la que la tecnología tiene un papel clave.
Para Manuel Castells, las sociedades tecnológicamente avanzadas están regidas por un nuevo paradigma tecnológico centrado en la gestión de información y, por consiguiente, en un progreso sin paliativos del conocimiento. Si en anteriores revoluciones industriales se contaba —actualmente también— con materias primas tales como el carbón o el petróleo, en la sociedad avanzada actual es el conocimiento la nueva materia prima que avanza progresivamente en importancia. En palabras del autor, el nuevo capitalismo «es informacional porque la productividad y competitividad de las empresas, regiones y naciones, dependen fundamentalmente de su capacidad para generar, procesar y aplicar con eficacia la información basada en el conocimiento» (Castells: 2011,111)[1]Castells, Manuel. La era de la información volumen 1: La sociedad red. Alianza editorial, 2011.. Además, es global, porque la producción, el consumo y la circulación y sus componentes (mano de obra, capital, mercados, etc.) están organizados a nivel global. Y, finalmente, es en red, porque la productividad y la competencia se generan en una red global de interacción entre redes empresariales
La fe constante en la innovación tecnológica, panacea para solucionar todos los males, está a la orden del día. La tecnología curará enfermedades, terminará con el esfuerzo en los trabajos físicos y mentales y abrirá nuevos escenarios esperanzadores. Por el contrario, también están las voces que alertan de que la tecnología sólo nos aboca a un mundo cada vez más peligroso, deshumanizado y desigual.
El profesor Julio Bordas, junto con José Carlos Baeza y Carmen Alba, establece, en el ensayo Temas de sociología criminal. Sociedad, delito, víctima y control social[2]Julio Bordas, Jose Carlos Baeza y Carmen Alba. Temas de sociología criminal. Sociedad, delito, víctima y control social,.Uned, 2011 que en las sociedades avanzadas actuales existe lo que se conoce como un incremento de la sensación de riesgo, por utilizar la terminología del sociólogo Ulrich Beck. Este sociólogo alemán opina que, ante la incertidumbre que nos provocan los cambios sociales, la precariedad laboral o el desempleo, el temor a las enfermedades, a no cobrar la pensión… el miedo se ha convertido en algo líquido, como diría Bauman, algo que fluye y que se alimenta desde los medios de comunicación. Hay más miedo a esperar un tren en una estación —no vaya a ser que haya un ataque terrorista— que a coger el coche, que supone realmente más peligro.
¿A qué riesgos reales nos enfrentamos? A saber:
- Los cambios tecnológicos que analiza Castells han provocado innumerables trasformaciones en cuestiones como nuestra percepción del tiempo y el espacio. Favoreciendo la globalización, el individuo se enfrenta a un mundo acelerado con pocas herramientas para gestionarlo.
- Parece que cuesta trabajo detectar al responsable del incremento del riesgo, lo cual crea, si cabe, más incertidumbre. Las instituciones se diluyen, tanto las nacionales como las internacionales, y no sabemos bien a quién culpar de los problemas que nos acechan. Las empresas se deslocalizan y el estado parece no poder hacer nada ante los cambios económicos a nivel mundial y las decisiones de las trasnacionales.
- Existe un incremento de la sensación subjetiva de inseguridad, lo que se traduce en una demanda de seguridad en todos los ámbitos. Como bien establece Bordas, la seguridad se demandaría en ámbitos tan dispares como el empleo, los medicamentos, la alimentación, las telecomunicaciones, el medioambiente…
La socialización del individuo, según Bordas, se desarrolla en una doble homogeneización cultural: una global, que abarca mucho pero aprieta poco, que sería esta especie de McDonalización; y otra, más local, relacionada con nuestro entorno más cercano, que abarca poco pero aprieta más.
En un mundo plagado de desigualdades que ejercen de elemento desestructurador, parece que esta doble homogenización pretende encargarse de unir a los colectivos, ejerciendo, por contra, un elemento de aglomeración. Este tira y afloja, junto con todos los cambios y el incremento del riesgo vistos anteriormente, son origen de conflictos sucesivos.
Por poner un ejemplo, habrá que fijarse en la cuestión de los refugiados. Un riesgo real de guerra y muerte en sus países lleva a millones de personas a huir hacia Europa. Aquí, el miedo al desempleo y al diferente genera un rechazo a estos colectivos que incrementa los movimientos xenófobos y los odios más primarios. Ante esta situación, unas instituciones europeas y mundiales incapaces de coordinarse para gestionar este problema sólo lo empeoran. Es entonces cuando la política y el poder pueden darse cuenta de que utilizar el miedo al extranjero puede rentabilizarse electoralmente. Todo es un círculo vicioso del que parece muy difícil salir.
Referencias
↑1 | Castells, Manuel. La era de la información volumen 1: La sociedad red. Alianza editorial, 2011. |
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↑2 | Julio Bordas, Jose Carlos Baeza y Carmen Alba. Temas de sociología criminal. Sociedad, delito, víctima y control social,.Uned, 2011 |