Esta semana mientras cerraba la edición de un volumen sobre memorias iberoamericanas he tenido la oportunidad de releer un libro que difícilmente hubiera visto la luz si no hubiera sido a través de la editorial Traficantes de Sueños. Se trata de Spanish neocon. La revuelta neoconservadora en la derecha española [descarga gratuita] de Pablo Carmona, Beatriz García y Almudena Sánchez del Observatorio Metropolitano de Madrid, un colectivo híbrido de investigación e intervención política formado por activistas y profesionales de distintos ámbitos. La obra no es un compendio de la teoría política de los neocon españoles. De hecho, una vez acometida la lectura pronto se descubre cómo la nueva derecha ha conquistado, o pretende conquistar, una hegemonía a largo plazo -«un nuevo siglo neocon»- alimentando un estado de ánimo capaz de defender y sustentar a pie de calle y en el día a día los valores conservadores. Así, para conquistarla no han necesitado escribir mucho, esto lo saben bien los valencianos… Simplemente se trataba de lanzarse a la movilización de una manera ágil y atractiva, bajo un claro eje schmittiano de coordenadas amigo-enemigo. Ahí están las teorías de la conspiración, las movilizaciones contra la asignatura de Educación para la Ciudadanía con el Episcopado a la cabeza, contra la ley de matrimonios del mismo sexo, etc…
Como decíamos no es un texto de historia del pensamiento político, su potencia radica en el fuerte carácter pedagógico que despliega, que lo convierte en una obra de necesaria lectura. No es casual que se inserte en la colección ‘Útiles’ de Traficantes. Para Le monde diplomatique: «este texto nos ofrece herramientas para desenmascarar este pensamiento y poder hacerle frente». De lo que se trata es de poner de relieve, por un lado, los principios ideológicos de aquellos sectores de la derecha (institucionales, económicos y mediáticos) que así mismo se hacen llamar liberales, pero que en realidad nada tienen que ver con esta tradición de pensamiento, y por otro, mostrar las consecuencias reales, sociales y económicas que dicho ideario tienen para la ciudadanía. Como decimos, esta tradición de pensamiento nace de vincular el liberalismo económico a lo Hayek, Von Mises, Friedman con ciertos valores morales de tinte nacional-católico, situándose en un espacio próximo a las contraofensivas liberal-conservadoras lanzadas en los 70-80 por Reagan y Thatcher. Ahora, la economía se moverá exclusivamente por los criterios neoliberales del libre mercado. Sus principios son claros, sus consecuencias también: «no corresponde al Estado dar sanidad a los pobres», y de ahí, es más, el catastrofismo ideológico de que el Estado del Bienestar va a «acabar con nuestra civilización» (p. 142). Por su parte, el Estado se reduce a su mínima expresión, quedando reducida su función a reconducir a los individuos a cierto orden social y moral. Al fondo, Ramiro de Maeztu y, por supuesto, el Opus… Para mostrarlo, nada mejor que acercarse a la comunidad de Madrid…
Es en Madrid en donde mejor se pueden observar las consecuencias que para la ciudadanía tienen las políticas neoconservadores o liberal-conservadoras adoptadas, sobre todo en cuanto a políticas sanitarias y sociales. El volumen ofrece un profundo informe en datos de sus efectos. Allí podemos ver como el crecimiento continuo del número de alumnos no ha ido acompañado de un aumento del gasto por ellos. El gasto público en educación de la Comunidad de Madrid se sitúa en el 2,26 % del PIB regional, menos de 3.900 euros por alumno y año, un 70% menos que el País Vasco y un 30% menos que la media nacional. En los años del gobierno de Esperanza Aguirre el presupuesto de enseñanza disminuyó en cerca de un 30%, mientras que el dinero para los conciertos privados subió más de un 60% (p. 169). No hay que olvidar tampoco que el 54% de los centros de Madrid, son de titularidad pública, y que son a veces la única opción educativa en los barrios más desfavorecidos, ya que se encargan de atender, casi en exclusiva, a las poblaciones más necesitadas, y esto cada vez con menos fondos. Como ponen en evidencia los autores, las políticas educativas de la administración Aguirre-González refuerzan la segregación social y territorial por medio de la progresiva merma de recursos de los colegios e institutos públicos. En cuanto a Sanidad, la madrileña se ha convertido en una gran oportunidad de negocio. Las apuestas por la privatización del servicio parecen amenazar seriamente los hospitales de Madrid. Valga aquí un último ejemplo, la Comunidad de Madrid ha gastado, entre 2004 y 2010, 400 millones de euros en concepto de concertación de servicios, esto es, en pagos de las operaciones quirúrgicas derivadas a hospitales privados a fin de reducir las listas de espera. Y sin embargo, las listas han aumentado cerca de un 35% desde 2004. A principios de 2010 había nada menos que 51.947 personas a la espera de ser operadas (p. 184). Lo mismo puede decirse de servicios sociales. Como revela el volumen del Observatorio Metropolitano, las políticas neocon de privatización, al calor de la crisis, suponen en general una precarización de los servicios públicos y un negocio para las élites beneficiadas de las mismas. Bajo el discurso moralizante y movilizador de la libertad, lo único que se esconde es el desmantelamiento del tan difícilmente conquistado Estado de Bienestar, el empobrecimiento de los muchos y el enriquecimiento de unos pocos. Madrid marca el camino…
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