En los últimos cuatro años el sector cultural ha sufrido las consecuencias de la crisis: 100.000 empleos perdidos, cierre de 4.500 empresas dedicadas a la cultura y una bajada de hasta un 27,72% en el consumo de productos culturales. Cada vez se venden menos libros, se acude menos al teatro, al cine o a los museos. Estos datos están includos en una amplia radiografía de la cultura en España recogida en el «II Informe sobre el estado de la cultura en España 2014: la salida digital» realizado por la Fundación Alternativas. De dicho informe extraemos los siguientes datos, gráficas, tablas y comentarios:
Artes escénicas
Las artes escénicas son fuertemente dependientes del sector público, por lo que habiendo sufrido un fuerte recorte en los presupuestos públicos, la caída en el mercado ha venido de la mano.
En el caso de las empresas teatrales, la caída de sociedades en 2013 con respecto al techo en 2010 es porcentualmente mucho menor a las magnitudes del mercado que hemos señalado (espectadores, recaudación).
Educación y cultura
Los datos de la siguiente gráfica hacen referencia a la LOE. En la Ley de Mejora de la Calidad (LOMCE) aún se restringen más las horas dedicadas a las artes en la escuela tanto en la Educación Primaria como en la Secundaria. Si en nuestra educación no se otorga un papel más relevante a la cultura, el cultivo de aficionados para el desarrollo del sector irá disminuyendo.
El sector del libro
El gasto por español y año en libros no de texto observaremos un descenso del 36,45%, y si de publicaciones periódicas se trata, la caída sería del 49,56%. Unas cifras escalofriantes que mueven abiertamente a la necesidad de reflexión sobre el escenario que atraviesa la industria del libro.
El número de solicitudes de ISBN como una garantía de bibliodiversidad y de una industria muy activa, también puede indicar, con las cifras de comercio en la mano, un desajuste entre oferta y demanda, que cuestiona abiertamente la viabilidad de gran parte de esta industria. En el estudio se habla de una crisis del sector con cuatro vectores:
- Desajustes graves en la cadena de valor del libro
- Irrupción de las nuevas tecnologías
- Cambio de paradigma en hábitos de compra
- La propia crisis económica
Si nos adentramos en la producción de libros por formatos, en el caso del libro digital vemos que el aumento de compras y descargas es continuado desde 2010. La penetración de este nuevo producto en el mercado no está siendo rápida, sobre todo por la adaptabilidad tecnológica que requiere. Presenta datos similares a los de otros países europeos, salvo el Reino Unido, país en el que el libro electrónico representa ya el 20%. No es casualidad, dicho país sea el líder en comercio electrónico mundial.
La oferta digital, sigue siendo limitada. Solo un 25% de lo que la industria produce se comercializa en soporte digital. Tenemos un problema de oferta limitada. La industria editorial carece de recursos necesarios para implementar un desarrollo profundo de un extenso catálogo digital.
Según el «Informe de Comercio Interior del Libro en España 2013», la facturación del libro digital en España alcanzó el año pasado la cifra de 80,3 millones de euros, un incremento del 8,1% sobre el año anterior, y de un 13,9% en los últimos cuatro años. La cifra de ventas de 2013 situaría el libro digital en un ratio del 3,7% sobre el volumen total de comercialización. El negocio editorial, de momento, está en el papel.
El comercio de descargas y acceso online en España está conformado por un oligopolio. El 88% de la venta online se reparte entre cuatro megagrupos, de los que tres no son españoles. Se produce el contenido pero su comercialización escapa a manos extranjeras. Amazon, Apple y Google acaparan el 73% del mercado en España, y habría que constatar si esta cuota tiende a aumentar. Las librerías independientes españolas tienen hoy por hoy una cuota marginal de este mercado. Únicamente resiste Casa del Libro, con una participación aproximada del 15%.
El sector audiovisual español
En los últimos 10 años la cinematografía española ha sufrido una pérdida de 40 millones de entradas, aunque mantiene cerca de 20 millones de espectadores al año. A pesar de la caída en el número de entradas, la recaudación se ha mantenido gracias al aumento de los precios. La buena noticia viene con el 2014, mejorando los datos correspondientes al año anterior. Es el caso de la cuota de pantalla del cine español, que ha marcado una cifra record al alcanzar el 24,9%. Películas como 8 apellidos vascos, El Niño, La isla mínima y Torrente son las culpables.
Los inversores, tanto públicos como privados, han reducido sus posiciones en los filmes españoles. La mayoría de películas apenas cuentan con medios, valiéndose de medios más artesanales, lo que las obliga a perder la lucha comercial desde el principio. Los costes de las películas, evidentemente, se han reducido considerablemente en los últimos años.
Los medios económicos en torno a la televisión también se ha reducido. Concretamente, los ingresos de las televisiones se han reducido un 40% siendo la partida de Publicidad la que más se ha reducido. Al mismo tiempo, los canales de pago han conseguido estabilizar sus cuotas de abonados, permitiéndoles trabajar en busca de derechos de emisión, es decir, invertir con mayor seguridad.
Después de permitir la duplicación de operadores que derivó en un mayor pluralismo en la propiedad, y un poco de aire fresco en la programación, llegó la concentración. La fusión/adquisión de los operadores Mediaset y Planeta con los nuevos Prisa y Mediapro-Globomedia, junto con la pérdida de terreno de la televisión pública, han provocado una concentración del mercado donde estas dos empresas se quedan con el 90 por ciento del mercado publicitario.
Consumo de cultura digital
Para los hogares españoles que tienen un miembro entre 16 y 74 años, que es la población que tiene en cuenta la Encuesta sobre EquipamientoUso de Tecnologías de la Información y la Comunicación en Hogares (EEUTICH), se observa que el porcentaje de hogares con conexión de banda ancha sigue aumentando, hasta alcanzar el 73% de los mismos. La evolución sigue una senda parecida a la de la extensión de la presencia en viviendas en este segmento de la población, situándose en el 76,2% los que han utilizado Internet en los últimos tres meses. Por lo tanto, si se observa la evolución de estos indicadores de acceso a Internet por parte de la sociedad española desde el año 2006, se puede hablar de un crecimiento continuo y pausado. Un aumento lento que es más visible en el caso de la compra a través de Internet, práctica que ha realizado durante el trimestre anterior el 27,5% en 2014. En 2014, el 57,5% de esa población entre 16 y 74 años se conecta diariamente a Internet, unas cifras que indican hacia donde deberían dirigirse los esfuerzos de comercialización cultural.
En la gráfica que sigue a este párrafo, vemos que la proporción de personas que se descargaban películas o música pagando era del 1,12% en 2010, y en 2014 pasó al 3,14%. Es decir, casi se triplica, marcando una evolución semejante a la que experimenta la descarga pagada de libros electrónicos y material formativo online, siendo entre 2011 y 2013 el periodo de la primera expansión relevante del libro electrónico. De hecho, en las tres categorías de productos culturales ofrecidas por el INE, la evolución de su descarga pagada señala una línea de progresivo aumento más pronunciada que la del propio acceso a Internet. Bien es cierto que se partía de consumos muy bajos.
El consumo digital de libros (descarga de pago y gratuita) apenas lo realiza el 0,7% de la población mayor de 15 años, siendo la referencia el último trimestre, frente al 32,1% que lo sigue adquiriendo en establecimientos. Sin embargo, en música y películas, son más los españoles que los adquieren a través de descargas, en su inmensa mayoría de carácter gratuito. Así, a la luz de estos datos y dejando a un lado el consumo a través de espacios públicos (salas de cine, conciertos) o medios de comunicación masivos tradicionales (televisión o radio), buena parte del consumo de música y películas, especialmente para la primera, es consumo digital.
Centrándonos en un producto, con la finalidad de acercarnos a los patrones de comportamiento doméstico de los consumidores de cultura digital, vemos que dos de cada tres (66,1%) de los españoles mayores de 15 años no adquiere películas para su consumo –ni las compró, ni las alquiló o descargó nunca mientras que, en el otro polo, hay un minúsculo 0,7% que ha llevado a cabo las tres actividades. Vemos que un 14% solo adquiere películas mediante descarga gratuita y un 7,5% que ha comprado o alquilado películas, pero no se ha descargado ninguna.
* Nota: Conclusiones realizadas con todas las precauciones metodológicas que conlleva el estar fundamentadas en respuestas a la pregunta sobre si se realizan descargas gratuitas, lo que incluye legales e ilegales, en un cuestionario patrocinado por el Ministerio de Cultura.
Empleo cultural
En apariencia, teniendo en cuenta solo los datos brutos, el empleo cultural ha disminuido únicamente en menos del 15%, con reducciones similares en su distribución por género. Pero para establecer la cifra constante habríamos de retrotraernos a los datos originales de 2008, puesto que desde entonces las variaciones en las cifras al añadir nuevas profesiones y profesionales al listado. Por lo tanto, tomando las mismas profesiones y profesionales, la reducción del empleo cultural sería del 21%.
Observando la evolución del empleo entre 2008 y 2013, según el nivel de estudios, vemos como la tendencia a la sobrecualificación profesional ha aumentado durante dichos años. Queda de manifiesto también que se ha ido abandonando masivamente el sector los técnicos medios y creciendo en cambio los perfiles de menores titulaciones y salarios. De esta forma se ha empobrecido el valor en capital cultural de tareas que eran llevadas a cabo por trabajadores de formación superior.
Situando nuestro foco en el empleo por tramos de edad, los datos muestran que la incorporación de nuevos trabajadores en el sector casi ha desaparecido (jóvenes), aún produciéndose en el último año un abandono importante de la generación más avanzada. Este proceso puede explicarse por distintas causas: la congelación de las ofertas de contratación pública en el campo de los servicios culturales; las expectativas de retiro de numerosos profesionales; las nuevas normativas laborales, que facilitan en el sector el aumento del trabajo negro; y los procesos de producción gratuita de valor y de negocio cultural pueden estar contribuyendo también a la reducción de la demanda de empleo.
Conclusiones y nota final
El problema de la cultura no es la piratería, como muestra el informe, son otros muchos factores, sobre los que destaca la falta de adaptación a la era digital. En el informe, además de realizar el análisis del estado de la industria cultural española, también se ponen sobre la mesa propuestas para mejorar cada una de las secciones culturales analizadas. Entre dichas propuestas, a nivel general, destacamos la necesidad de un cambio total en el modelo de política cultural con una implementación de la innovación digital. Según Nicolás Sartorius, “es necesario apoyar la innovación de las industrias culturales y digitales con una inversión que volviera a los niveles de 2008 o 2009 al menos, con una nueva Ley del Libro más centrada en el digital, un apoyo en el audiovisual también en términos digitales, y para los museos se podrían utilizar herramientas interactivas que ya existen y que no se están usando”.
Otras propuestas también son importantes. Como son la necesidad de la aprobación de una Ley de Mecenazgo acorde a las nuevas tecnologías digitales actuales, una ley de microfunding, un apoyo a lo local (bibliotecas y patrimonio) la revisión del IVA cultural, y una mayor apuesta sobre la educación cultural en los planes estatales/autonómicos.
*Nota: Os facilitamos el acceso al documento «II Informe sobre el estado de la cultura en España 2014: la salida digital» a continuación.