El 28 de octubre el Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó la proyección de la población de España para el periodo 2014-2064, que se volverá a publicar dentro de dos años, al haberse modificado los criterios de edición, si bien con una mejora en la información disponible.
Y ese mismo día, por primera vez, hizo pública una proyección del número de hogares para el periodo 2014-2029, que coincide con el periodo de proyección de la población por comunidades autónomas. Esta segunda operación estadística, como la denomina el INE, es novedosa en España, pero de suma importancia para cualquier análisis económico a largo plazo. Pues el número de hogares es un factor determinante del consumo para una serie de productos o servicios, entre otros los suministros de carácter masivo.
Estas estadísticas se basan en simulaciones del comportamiento de las variables que determinan la evolución de la población de un territorio, nacimientos defunciones, saldo migratorio, y las que determinan la apertura o cierre de hogares que se basan en las tendencias demográficas y en los comportamientos sociales actualmente observados. Por supuesto incluyen modelos de análisis para asegurar la coherencia interna de los datos y con otras proyecciones estadísticas.
Lo primero que debemos destacar es el contradictorio futuro que se avecina, contradicción solo aparente, pues la población esperada en 2029 se habrá reducido en 1.144.374 personas, mientras el número de hogares habrá aumentado en 951.171. Lo que nos indica que continuando con la tendencia de los últimos años, el número promedio de personas que ocupa cada hogar se sigue reduciendo, especialmente en aquellos hogares con mayor número actual de miembros. Si fijamos la vista en el final de la proyección de población, la reducción alcanza los 5,6 millones de habitantes.
Lo anterior es un reflejo, cada vez más dramático, si se me permite la expresión, del bajísimo nivel de natalidad que hay en el país, y que hasta la fecha no ha atacado ningún gobierno, como una de las prioridades de la acción política, ni tan siquiera el conjunto de la sociedad lo considera como algo perentorio. La proyección de población nos habla de que el número de hijos promedio por mujer será de 1,24 en 2029 y de 1,22 en 2063, frente al 1,27 actual.
Pero a lo anterior debemos añadir un dato alarmante porque refleja el envejecimiento poblacional, la tasa de dependencia, que es el cociente resultante de dividir el número de personas que cuentan o bien con menos de 16 años o bien con más de 64 años entre el número de personas que tienen entre 16 y 64 años, alcanzará en 2029 el 59,2% y en 2064 el 95,6%. Ello es fruto del imparable aumento de la esperanza de vida de la población española. En 2029 las mujeres contarán con una esperanza de vida al nacer de 88,68 años, los varones con 83,99 años; en 2063 en el caso de las mujeres será de 94,32 años y en el de los varones será de 90,95 años.
En cuanto a los hogares, el crecimiento es casi constante, en valores absolutos, en el periodo de proyección, 2014-2029, con un incremento anual de algo más de 60 mil hogares. En la actualidad el número medio de personas que habitan un hogar es de 2,52, en 2029 se estima que será de 2,34. Solo aumentaría el número de hogares de 1 o dos personas, los de 3 o más disminuyen.
Las únicas comunidades autónomas en las que se prevé una disminución en el número de hogares son Castilla y León y el Principado de Asturias. En valores absolutos los mayores crecimiento se producirían en Madrid y Andalucía, por este orden, y en términos relativos, Ceuta, Melilla, Madrid y Región de Murcia.
En lo relativo a la población, las únicas comunidades autónomas que verían aumentar su población para 2029 serían, por este orden, Madrid, Canarias, Illes Balears, Melilla, Ceuta, Región de Murcia y Andalucía, estas dos últimas con valores inferiores a 1.000 habitantes. Los mayores descensos, en valores absolutos, serían los de Comunitat Valenciana, Castilla y León, Cataluña, Galicia y País Vasco.
En términos vegetativos, nacimientos menos defunciones, en 2015 volveremos a entrar en saldo negativo, en el que ya estuvimos al comienzo del siglo, y así se mantendrá a lo largo de todo el periodo considerado. En términos migratorios, inmigrantes menos emigrantes, el saldo se mantiene en negativo hasta el año 2018, aproximadamente, y luego crece reducidamente en el periodo considerado, pero mucho menos que lo ocurrido en años anteriores.
Ninguna de las dos proyecciones consideradas son positivas para la economía española. La de población porque refleja un envejecimiento en aumento al que se une un descenso del número de habitantes, que ni tan siquiera el ligero saldo migratorio positivo consigue aliviar, y que es una consecuencia directa de la bajísima natalidad. La de población porque nos avisa de una reducción del número de habitantes por hogar, lo que afecta a su sostenibilidad económica, y quizá influya en hábitos menos saludables.
Cuando uno se acostumbra a analizar estimaciones sin dejarse perturbar por la realidad que le circunda, al menos en la menor medida posible, proyecciones como las aquí comentadas causan una profunda preocupación. Les he dejado para el final un dato harto elocuente del mundo futuro, los mayores de 100 años, que en la actualidad son 13.551 personas, pasarán a ser más de 372.000 en 2064. ¿Piensa alguien que con este estado demográfico podemos seguir sugiriendo las edades de jubilación que manejamos actualmente?
salud a tod@s