Sí, agua, de eso va hoy este post que es el primero de una miniserie, no se sorprendan. Producto esencial para la vida de todos los animales, también para los de dos piernas, elemento fundamental en muchos procesos industriales, componente básico en el mundo sanitario y, por todo ello, de gran trascendencia económica. Por eso es muy importante que estemos al tanto de lo que hacemos con ella, que sepamos si la aprovechamos o la derrochamos, si la tratamos y si la reutilizamos, en definitiva que conozcamos con todo detalle su uso. Está tan presente en nuestras vidas que en nuestro quehacer cotidiano no solemos darle importancia, hasta el día en que, ¡zas!, nos la cortan y empezamos a notar que casi no podemos hacer nada sin ella. Los que leen estas páginas saben que, cuando puedo, me gusta añadir algo de animación a las mismas, en este caso no hablamos solo del agua de beber (disfruten)
Si a lo anterior añadimos que España es un país con grandes zonas en las que la pluviosidad es muy escasa, el agua aumenta su valor e importancia. Hace unos días, nuestro querido Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó los datos de la Encuesta sobre el suministro y saneamiento del agua correspondiente al año 2012. El propio INE nos avisa que se excluye del ámbito de esta encuesta el uso del agua en la agricultura de regadío que se investiga en la Encuesta sobre el uso del agua en el sector agrario, de la que hablaremos en otro momento, y que nos informa que en 2012 se usaron 15.832 hectómetros cúbicos, algo así como 3,5 veces, aproximadamente, la cantidad vertida a las redes de abastecimiento urbano, de la que nos ocupamos hoy.
Lo primero que debemos diferenciar, como hace el INE, es entre el agua registrada y la no registrada. La no registrada, que llamamos pérdidas, se divide a su vez en pérdidas reales y pérdidas aparentes. Las pérdidas reales son las debidas a fugas, roturas y averías; las pérdidas aparentes son los consumos autorizados no medidos por contador, más las producidas por errores de medida, fraudes y otras causas no físicas. El total del agua suministrada asciende a 4.485 hectómetros cúbicos. Y, sorpréndanse, el total del agua no registrada representa, a nivel nacional, casi el 26% del total suministrado, del que la pérdida real es el 16% y la pérdida aparente el 10%, ¿les parece mucha la cantidad real de pérdidas? A mi sí me lo parece, es perder casi 1 de cada 5 litros suministrados. Entre comunidades y ciudades autónomas hay una gran variación, las pérdidas reales oscilan desde el muy eficiente 6% de la Comunidad de Madrid hasta el llamativo 27% de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla a las que siguen muy de cerca Cantabria y Extremadura, con un 25% y un 24% respectivamente.
Si seguimos analizando las pérdidas y entramos a ver el capítulo de las pérdidas aparentes, las que incluyen los fraudes, nos encontramos con el elevadísimo volumen de, nuevamente, las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla que suponen un 32% de lo suministrado, seguidas a distancia por las comunidades autónomas de La Rioja, con un 17%, Principado de Asturias con un 16% y Madrid, con más de un 12%. A destacar que en esta última comunidad autónoma las pérdidas aparentes duplican a las reales, no obstante lo cual es la comunidad autónoma con menores pérdidas totales con relación al volumen suministrado.
Como la estadística del INE nos facilita el coste promedio del agua suministrada por metro cúbico en cada comunidad autónoma, he analizado si existía alguna correlación entre el coste de la misma y los niveles de consumo o pérdidas y, estadísticamente hablando, puede afirmarse que no existe correlación alguna. Esto hace pensar que al igual que ocurre con otros bienes básicos, el consumo no viene determinado por el precio, sino por los usos y costumbres. Es decir, la elasticidad del consumo con relación al precio es muy reducida, lo que debe llevar a que las administraciones públicas hagan un esfuerzo para que la población sea consciente de la necesidad de hacer un uso racional del agua, sin descartar el efecto precio, pero no solo por esta vía. Y ello a pesar de que las diferencias de precios entre comunidades y ciudades autónomas son muy significativas, especialmente en términos relativos. Los precios, por metro cúbico, en España oscilan desde los 1,02 euros de Castilla y León y La Rioja a los 2,50 euros de la Región de Murcia o los 2,39 de les Illes Balears.
En la próxima entrada analizaremos los consumos por habitante, dato muy ilustrativo, los niveles de aguas tratadas y reutilizadas y haremos algunas reflexiones sobre todo ello.
salud a tod@s
Muy interesantes las estadísticas que comentas Pedro en relación con el agua. Me parece una cantidad enorme de agua que se pierde, ya sea aparente o real, que por cierto, no conocía esta distinción. Me gusta lo que comentas sobre los usos y costumbres y la elasticidad precio del agua, para reducir los niveles de despilfarro nada como la educación en ese sentido. A ver qué tal se da la segunda entrega 🙂
Gracias Juan, la segunda está horneándose y espero que sea más interesante
[…] años, en otro blog, analicé la situación del consumo del agua en España, en estas dos entradas, aquí y aquí, al hilo de una encuesta del Instituto Nacional de Estadística (INE) que se elabora […]