Ante esa masa de gente descontenta con la situación actual (de la que hablábamos en una entrada anterior), la pregunta que me surge es, ¿qué parte de esa población piensa que el problema es la estructura jerárquica actual (bancos+lobbys+gobierno y por otro lado los ciudadanos) y qué otra parte opina que realmente lo que se necesita es aún más «mano dura»?
A la hora de la verdad, buscando ambas partes un cambio político, ¿qué distancia puede haber entre estas dos recetas a la situación actual? Me explico. La dirección de la «mano dura», la sabemos, más poder para el gobierno que en la actualidad, una ciudadanía más restringida, y el resto de elementos, prácticamente igual.
Aquí lo complicado viene con el 15M, que algunos ven en su idiología, el camino a la salvación. Llegados a este punto, entra en acción una visión heterodoxa del movimiento, que no había yo leído hasta hace pocos días. El origen, es esta entrada en el blog de David Ugarte, de la que añado un comentario de él, refiriéndose al 15M:
Es un ejemplo más de cómo se construye un totalitarismo desde el (falso) apoliticismo del movimientismo. El grandioso fue el «no nos representáis!» en las tomas de posesión de los alcaldes recien electos en voto secreto. Ahí se vió claro quién -desde su mirada- conformaba la nación soberana desde la que hablan: el movimiento mismo. ¿Qué programa tiene el movimiento? Ninguno, todo cabe en el movimiento, te dicen… Es fascismo de libro: «Todo en el movimiento, nada fuera del movimiento». Con otra estética, obvio, pasaron los años, pero que yo recuerde el fascismo ha tenido muchas estéticas en sus diferentes avatares de poder por el mundo tras la guerra mundial. Movimientismo (incluída la concepción de la movilización de masas como negación o contrapeso del voto) + confusión del movimiento con la nación + afirmación aprogramática = fascismo – líder. Sólo les falta mover un elemento de la ecuación al otro lado de la igualdad…
Seguramente, a la mayoría, este extracto os coja a contrapie. Leído así, sin contexto, puede hasta asustar al aparecer la palabra fascismo. El comentario anterior, no sólo lo he copiado para ser leído, sino también para que os motive a leer el debate que existe antes y después del mismo en la entrada. Se refleja este punto de vista novedoso del 15-M con la vision más generalizada que todos conocemos.
Ese miedo al leer fascismo, si os ha surgido, se puede paliar leyendo la página 43 de la presentación «El 15M ante su encrucijada«. Que viene a decirnos que es un movimiento que ha surgido como explosión social, que no aporta soluciones y que, al ser horizontal, tampoco las va a aportar en un futuro ya que, se autolimita en este sentido.
Resumiendo todo la anterior, vemos que la «mano dura», desde un punto de vista distinto al habitual, puede que no esté tan lejos de lo que podría llegar a ser el 15M en caso de proliferar y de que llegase un líder para comandarlo (con totalitarismo por descripción). Aunque, parece bastante improbable, tanto que llegue un líder como que, en caso de llegar, consiga tener un futuro solido.
Concluyendo, estos dos puntos de vista que son vistos como posibles recetas, son la imagen viva de que el sistema capitalista está en crisis y, realmente, ninguna de estas opciones se puede considerar alternativas. Materializan el malestar, pero no son soluciones correctas. ¿Alguna posible solución?